MEXICO, 5 abr (Xinhua) -- Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e instituciones japonesas colaboran en el proyecto "Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en la costa del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres" , con el que se instalará, por primera vez en el país latinoamericano, una red sismogeodésica en tierra y mar.
Sustentados en los estudios desprendidos de esa red de observación, se generarán modelos computacionales de terremotos y tsunamis para cuantificar el peligro asociado a esos fenómenos; además, con base en mapas, se evaluará el riesgo que suponen otros elementos, como la exposición y vulnerabilidad de asentamientos en la costa, y se dise?arán planes educativos y de concientización de la población para mejorar las medidas preventivas.
Así lo informó este miércoles el responsable del proyecto en México, Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien recordó que hace un a?o inició oficialmente la colaboración con instituciones japonesas, con el objetivo principal y ambicioso de mitigar los riesgos por ese tipo de fenómenos naturales.
Este trabajo, que concluirá en marzo de 2021, ya ha dado sus primeros resultados. Vala Hj?rleifsdóttir, también investigadora del Instituto, se?aló que se consiguieron los instrumentos científicos para el proyecto y ya llegaron los primeros, que serán instalados en el mar este mismo a?o.
Asimismo, expuso en rueda de medios, se están implementando los métodos numéricos que se requieren para la modelación computacional. "Tenemos un fuerte intercambio con los japoneses y una parte del proyecto se refiere a la transferencia de tecnología, al aprendizaje de lo que ellos han hecho" .
También, agregó Cruz, se ha avanzado en la educación para la prevención de desastres; se ha hablado con autoridades locales para llevar a cabo actividades específicas, como simulacros, sobre todo en Zihuatanejo.
En el auditorio Tlayolotl del IGf, refirió que este proyecto consiste en un gran esfuerzo de instrumentación en la Brecha de Guerrero, donde hay evidencia de que han ocurrido varios sismos importantes -al menos siete- en los 20 a?os previos al último, que aconteció en 1911.
La red sismogeodésica contendrá casi 80 instrumentos; su complejidad radica en la diversidad de aparatos que se instalarán y que miden diferentes parámetros. Así, desde diferentes perspectivas se estudiarán los procesos tectónicos que dan origen a terremotos y tsunamis.
Muchas de las estaciones en tierra ya existen; algunas, explicó, forman parte del Servicio Sismológico Nacional. Hasta ahora se habían estudiado tremores tectónicos (se?ales ligadas a la deformación profunda de las placas tectónicas) y los denominados terremotos silenciosos, que ocurren en la región cada cuatro a?os y que producen deformaciones de la corteza que podrían tener implicaciones importantes en el ciclo sísmico, es decir, en los tiempos de recurrencia de terremotos potencialmente devastadores.
De ese modo, la red contará con sismómetros y estaciones GPS de alta precisión. De igual manera, por primera vez en México, con sensores de presión hidrostática para medir el levantamiento o subsidencia del fondo oceánico, y dos estaciones con GPS acústicos.
La probabilidad de que ocurra un terremoto en un lugar específico depende de qué tan acopladas estén las placas tectónicas. En este caso, la de Cocos subduce (se mueve) por debajo de la Norteamericana, "así que lo cuantificaremos, para entender qué tanta energía se acumuló" . También, se analizará la composición de la corteza oceánica, entre otros aspectos.
Se espera tener información útil hacia finales de 2018 y principios de 2019, una vez que haya ocurrido el próximo sismo lento, que se espera comience a fines de este 2017, anunció el universitario. Los resultados finales estarán listos en cinco a?os.