BEIJING, 7 jul (Xinhua) -- Tras tres semanas de confrontación con China en territorio chino, India debe retirar inmediatamente sus tropas allanadoras.
El enfrentamiento fue provocado por guardias fronterizos indios que cruzaron la frontera en la zona de Sikkim, penetrando en el territorio chino y bloqueando la normal construcción de una carretera en el área de Doklam de la región autónoma del Tíbet de China.
Al contrario que en confrontaciones pasadas, la presente disputa fronteriza ata?e a una sección largamente delimitada de la frontera donde en los últimos a?os no se habían producido incidentes.
India ha tratado de justificar su incursión como una forma de proteger a Bután, con el argumento de que Doklam es territorio de ese país.
Sin embargo, según la Convención entre Gran Breta?a y China relativa a Sikkim y el Tíbet de 1890, Doklam pertenece a China sin ninguna duda. El acuerdo fue heredado por India tras su independencia y ha sido repetidamente confirmado por escrito por los sucesivos gobiernos de la antigua colonia británica.
Los documentos suscritos entre los gobiernos chino e indio muestran que el antiguo primer ministro indio Jawaharlal Nehru confirmó en varias ocasiones, en nombre del gobierno indio, que la frontera de Sikkim-Tíbet quedaba delineada por la convención de 1890.
Es un principio básico del Derecho internacional que los tratados vinculantes deben ejecutarse de buena fe.
La repentina inobservancia de India de la convención de 1890 contraviene la posición actual del gobierno indio. Ha infringido las normas básicas de la Carta de la ONU y las leyes internacionales y supondrá una amenaza significativa a las relaciones bilaterales.
Al crear disputas en Doklam, India pretende entorpecer las negociaciones de frontera entre China y Bután y atender a sus propios ulteriores intereses en el área.
Esta pretensión no puede prosperar. Doklam ha estado durante largo tiempo bajo la jurisdicción efectiva de China. Tanto Bután como China comparten un consenso esencial sobre las condiciones funcionales y la demarcación de su región fronteriza.
Por otra parte, India no tiene derecho a interferir en las cuestiones fronterizas entre Bután y China, ni tampoco tiene legitimidad para hacer reclamaciones territoriales en nombre de Bután.
Las presentes actuaciones de India no solo invaden la soberanía territorial de China, sino que también socavan la independencia de Bután, uno de los países más peque?os del mundo y estrecho aliado de India.
India también ha aducido que las obras de China conllevarían "un significativo cambio del statu quo con graves consideraciones para la seguridad de India", en un comunicado de su Ministerio de Relaciones Exteriores. Este argumento no es convincente.
Las obras chinas se están realizando en el propio territorio. Es India la que ha roto el statu quo al penetrar en suelo chino. Ningún país aceptaría que India cruzase una frontera demarcada con otro país apelando a "cuestiones de seguridad".
Las tropas indias deben retirarse inmediatamente del lado chino de la frontera como condición previa al establecimiento de cualquier tipo de diálogo entre los dos países.
Está claro que si el "dragón chino" y el "elefante indio" coexisten en armonía y logran un desarrollo pacífico y cooperativo saldrán beneficiados no solo su población combinada de 2.700 millones de personas, sino también quienes viven más allá de sus fronteras.
Lo contrario llevaría a una espiral de rivalidad bilateral que definitivamente resultaría en una ralentización de su crecimiento.