BUENOS AIRES, 13 sep (Xinhua) -- La derrota en la final del torneo Preolímpico de México ante Venezuela deja un sabor agridulce en el seleccionado argentino, pero el análisis final es muy positivo de cara al futuro, mucho más teniendo el pasaje a Río 2016 en el bolsillo.
De la mano de Luis Scola y Andrés Nocioni, el conjunto argentino volvió a tener una actuación brillante, con un grupo de jugadores que invita a so?ar con que la transición no será tan dramática, cuando la llamada "Generación Dorada" empieza a quedar lejos en el tiempo.
Argentina llegó al torneo con demasiadas bajas que, por distintos motivos, obligaron a conformar un plantel joven, con poco roce internacional, y que tenía como banderas a Scola y Nocioni.
Nombres como los de Emanuel Ginóbili (San Antonio Spurs, NBA), Pablo Prigioni (Denver Nuggets, NBA), Leonardo Gutiérrez (Pe?arol de Mar del Plata) o Carlos Delfino fueron ausencias que restaban mucho nivel en la previa al seleccionado que conduce Sergio Hernández.
Para colmo, el quinto puesto en el último torneo Panamericano disputado en julio en Canadá, que afrontó un equipo con algunos juveniles, dejaban claro que el objetivo de clasificar a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro no iba a ser sencillo.
Scola, el gran capitán de 35 a?os, se encargó de aclarar en la previa que era un equipo en formación, con mucho futuro, y que para estar a la altura del torneo que se avecinaba iban a tener que estar al máximo nivel todos.
Desde el primer momento, Argentina demostró en México que puede so?ar con que aquella "Generación Dorada" que consiguió la medalla de oro en Atenas 2004 y la de bronce en Beijing 2008 tenga una repetición, con nuevo nombres que buscan su propio camino.
Lo que le dio esperanza al equipo argentino fue el triunfo ante Puerto Rico en el debut, pero más aún la contundente victoria por 94 a 87 ante Canadá, que contaba en su plantel con nueve jugadores de la NBA.
Así, a fuerza de triunfos, Argentina ganó invicta el grupo B, y con otros 3 triunfos, clasificó a las semifinales con tan solo una derrota ante México, en un encuentro en el que ambos ya habían logrado el pasaje a la definición.
En el medio, el "gigante" Scola no paraba de batir récords, y con el correr de los partidos se fue transformando en el jugador con más presencias en el seleccionado argentino, y en el de mayor presencia y máximo anotador de la historia de los torneos FIBA Américas.
El seleccionado argentino dio una muestra de jerarquía y personalidad en el juego decisivo de semifinales ante el local México, en el que se jugaba uno de los dos pasajes a Río 2016.
Pese a la juventud, Argentina impuso la jerarquía y el juego, y de la mano de la experiencia de Scola y Nocioni se impuso por 78 a 71 para enmudecer a las casi 20 mil personas que alentaban al TRI.
Tal vez por la presión y la exigencia vivida a lo largo del pu?ado de días que duró el torneo, Argentina mostró en la final ante Venezuela su peor nivel, y terminó sufriendo una derrota que no empa?a para nada lo que se lleva de tierras aztecas.
Los números son elocuentes a la hora de destacar el trabajo argentino: Scola, con un promedio de 21,1 puntos, terminó como goleador del torneo, mientras que Nocioni ocupó el tercer lugar en ese rubro, con un promedio de 16,7 tantos por partido.
Ambos jugadores también se destacaron entre los capturadores de rebotes, al quedar en segundo y tercer lugar detrás del mexicano Gayón Aguirre.
Pero detrás de Scola y Nocioni aparece uno de los basquetbolistas que definitivamente se recibieron de jugadores de selección en el Preolímpico: Facundo Campazzo.
El base, de 24 a?os, que juega en el Murcia de Espa?a tuvo un desempe?o notable en México, y se convirtió en el líder de asistencias del torneo con 5,9 de promedio.
Otro de los destacados que tuvo Argentina fue el base del Flamengo de Brasil Nicolás Laprovittola, de 25 a?os, que con el correr de los partidos se transformó en una pieza clave del andamiaje del técnico Hernández.
Safar, Garino, Gallizzi, Deck y Delia son otros de los nombres que estuvieron acorde a las exigencias, y que sue?an con escribir su propia historia con la camiseta celeste y blanca.
Ahora, tras la clasificación, el desafío para el conjunto sudamericano será el de armar un equipo capaz de reeditar las actuaciones de la Generación Dorada en Atenas y en Beijing, que pusieron al baloncesto argentino en lo más alto de la elite mundial.
La tarea no será sencilla, pero el Preolímpico generó la esperanza de que la transición y el recambio son posibles.