CC0 / NASA/ESA
Moscú, 26/07/2018 (Pueblo en Línea) - Se trata de la galaxia elíptica enana sin nombre, conocida por la simple abreviación de M32. Hace 2.000 millones de a?os, esta galaxia fue 'canibalizada' por nuestra galaxia vecina —Andrómeda—, que ahora parece haberse propuesto devorar también la Vía Láctea, según RT.
En los primeros millones de a?os de vida de nuestro universo el fenómeno conocido como 'canibalismo espacial' —cuando grandes acumulaciones de estrellas 'devoraban' a sus vecinas más peque?as— era bastante común. Con el paso del tiempo, el espacio se ha ido expandiendo y hoy día las galaxias están tan alejadas las unas de las otras que a los astrónomos se les hace difícil observar este fenómeno.
Hasta ahora los científicos solo podían suponer que las llamadas galaxias satélites que orbitan en torno a las galaxias más grandes eran en realidad los restos de galaxias 'devoradas'. Pero los resultados de una reciente investigación publicada en la revista científica Nature Astronomy parecen haber demostrado definitivamente esta hipótesis.
El grupo de científicos estaba analizando el halo galáctico —las capas exteriores y poco densas— de Andrómeda y su anómala alta densidad de metales. Durante sus investigaciones dedujeron que esta probablemente provenía de otra galaxia, la M32. Utilizando técnicas de simulación por computadora los astrónomos reconstruyeron su evolución a la inversa y descubrieron que la M32 alguna vez fue muy similar a nuestra Vía Láctea.
Los astrónomos estadounidenses estiman que el estudio de las 'migajas' que quedaron alrededor de la galaxia podrían explicar cómo ocurrió este cataclismo cósmico y aclararían los actuales modelos de evolución de nuestra propia galaxia. Y es que, según explicó a RT el astrónomo Mijaíl Kuznetsov, la Vía Láctea está también en parte compuesta por galaxias 'devoradas'.
La evidencia de tal interacción galáctica se manifiesta, por ejemplo, en la formación de las Nubes de Magallanes. Este fenómeno está compuesto en realidad por dos galaxias enanas que orbitan en torno a la Vía Láctea. Su morfología sugiere que ambas nebulosas han sido muy distorsionadas por la fuerza de la gravedad de nuestra galaxia, que literalmente poco a poco ha devorado a su población estelar.
Los científicos pronostican el mismo destino para la propia Vía Láctea. Según algunas estimaciones, dentro de 5.000 millones de a?os nuestra galaxia también será devorada por Andrómeda, que es el doble de grande que la Vía Láctea.
El científico subrayó, no obstante, que este proceso podría afectar a la vida en nuestro planeta. Si bien la heliosfera —una especie de capa cósmica proporcionada por nuestro Sol— nos protege con su campo magnético y viento solar de las adversidades externas del universo, lo cierto es que esta no podría frenar el chorro de partículas ionizadas que desprende una estrella recién nacida.
"Por ejemplo, si una estrella se ilumina a una distancia de 100 a?os luz de nosotros, eso significa que en miles de a?os las partículas de esa explosión llegarán hasta nosotros", advierte el especialista.