NACIONES UNIDAS, 11 mar (Xinhua) -- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunió hoy con Gil Won-ok, una de las mujeres reclutadas por Japón como "mujeres de confort" durante la Segunda Guerra Mundial, dijo a los reporteros el vocero de Ban.
La reunión, realizada hoy por la tarde en la sede de la ONU en Nueva York, fue solicitada y organizada por Yoon Mee-Hyang, presidenta conjunta y representante del Consejo Coreano para las Mujeres Reclutadas para la Esclavitud Sexual Militar por parte de Japón, dijo el vocero.
Después de la reunión, Ban dijo que "comparto mi solidaridad con Gil Won-ok con respecto al sufrimiento y el dolor que ella y otras víctimas experimentaron. Es crucial que las voces de las víctimas y las sobrevivientes sean escuchadas".
"Espero que el acuerdo del 28 de diciembre de 2015 entre Japón y República de Corea sea implementado fielmente de conformidad con los principios de derechos humanos", dijo.
"Una vez más, hago un llamado a las partes involucradas para que continúen el diálogo hacia una resolución más integral de este asunto de conformidad con los principios de los derechos humanos, con las víctimas en el centro", dijo Ban.
Arrebatada de su hogar a los 13 a?os, Gil Won-ok pasó cinco a?os en burdeles militares japoneses en China. La mujer no quiso contar los eventos de ese día.
"Recibir una disculpa nos permitiría cerrar los ojos", dijo alguna vez en Seúl, la capital de República de Corea. "Pero dudo que eso ocurra fácilmente".
El ampliamente utilizado término "mujeres de confort" es un eufemismo utilizado para describir a cientos de miles de ni?as, adolescentes y mujeres, sobre todo originarias de la península de Corea, aunque también de otras naciones asiáticas, que fueron forzadas a trabajar en burdeles militares y a servir a miembros del ejército imperial japonés durante su brutal ocupación de la península durante la guerra.
Decenas de miles de mujeres coreanas y de los países en ese entonces ocupados como China, Filipinas, Myanmar, Indonesia y mujeres de Holanda y un contingente de mujeres australianas, también fueron obligadas a servir a los soldados japoneses en campamentos sexuales durante la guerra.
El ejército imperial japonés también forzó a sus propias nacionales a trabajar en algunos de sus burdeles militares.