BEIJING, 10 sep (Xinhua) -- Pese al resucitado pesimismo en algunos círculos de Washington sobre los lazos chino-estadounidenses, muchos expertos de uno y otro país coinciden en que la próxima visita a EEUU del presidente chino, Xi Jinping, podría contribuir a disipar los recelos y dar un nuevo impulso a las relaciones bilaterales.
En un reciente encuentro en Beijing con la asesora de Seguridad Nacional estadounidense, Susan Rice, Xi reiteró el compromiso chino de construir un nuevo modelo de relaciones entre grandes países caracterizado por la ausencia de conflictos y de confrontación, el respeto mutuo y la cooperación en beneficio recíproco.
Dado que la visita de Xi, la primera de Estado del mandatario chino a EEUU, despierta una enorme atención mundial, Beijing ha demostrado de nuevo al mundo que trabaja duro por un desarrollo estable y sostenible de sus vínculos con Washington y, lo que es más importante, para forjar un nuevo paradigma de relaciones saludables entre grandes naciones que contribuya a la paz duradera y al progreso del ser humano.
LA CONFRONTACION NO ES UNA OPCION
"Se ha incrementado una cierta ansiedad estratégica con respecto a China entre políticos y expertos estadounidenses", resalta Wu Xinbo, director del Centro de Estudios Americanos de la Universidad de Fudan, en Shanghai.
Por ejemplo, explica, David M. Lampton, un prestigioso experto en China radicado en Washington ha advertido recientemente de que la relación entre los dos países está en un "punto de inflexión decisivo" y se acerca a un precipicio.
En cuanto a ese denominado "complejo de ansiedad sobre China" observado en Washington, Wu precisó a Xinhua que, en parte, deriva de un cambio comparativo en las fuerzas nacionales de ambos países.
En 1979, cuando se establecieron las relaciones diplomáticos, China estaba entre los países más pobres del mundo. Hoy en día, sin embargo, es la segunda economía mundial y ha desplegado iniciativas como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y "la Franja y la Ruta" que tendrán un gran impacto en la economía global.
Para los vínculos entre China y EEUU, el mudable panorama mundial presenta, al mismo tiempo, grandes oportunidades y complicados retos.
En esencia, la inquietud de EEUU por China refleja una mentalidad de la Guerra Fría y una falta de confianza, explica Chen Jimin, joven estudioso de relaciones internacionales en la Escuela del Partido del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh).
"Estados Unidos debe cambiar su actitud, reconocer y adaptarse a las nuevas características de los tiempos", precisa.
A su juicio, "por muy incómodo que sea el ascenso de China para EEUU, no es antinatural que una China cada vez más poderosa demande más voz y una mayor influencia entre las naciones".
A pesar de la preocupación por los lazos bilaterales y todos los discursos que hablan de conflictos, la mayoría de los expertos destaca que la confrontación no es una opción para ninguno de los dos países.
"Creo que los ámbitos de interés y empe?o comunes sobrepasan de lejos los de las diferencias", apunta Vikram Nehru, investigador del Programa de Asia de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
Como ejemplo, cita que el Gobierno estadounidense ha expresado su agradecimiento por la participación china en las conversaciones para un acuerdo nuclear con Irán y que los dos países, además, han debatido sobre el cambio climático.
Pese a la existencia de desacuerdos, considera que "existe esta tendencia muy positiva de cooperación entre las dos naciones".
Nathaniel Ahrens, director de Asuntos de China de la Universidad de Maryland, entiende que la visita de Xi llega en una importante coyuntura histórica y es positiva.
"La cooperación entre los dos países sobre temas climáticos está aumentando, así que éste es otro factor positivo", dice.
De hecho, la ausencia de conflictos y de confrontación es un requisito necesario para construir un nuevo modelo de vínculos entre grandes países, que tiene un gran significado no sólo para China y EEUU, sino también para el mundo entero.
BENEFICIO PARA TODOS EN VEZ DE JUEGO DE GANADORES Y PERDEDORES
Según Ahrens, "si el nuevo modelo de relaciones entre grandes países es un marco, entonces las acciones determinarán cómo es la imagen dentro de ese marco. Tener un marco de trabajo ayuda a se?alar las intenciones y delimitar el discurso, pero que los participantes también necesitan demostrar la sustancia con acciones".
Por su parte, Douglas Paal, vicepresidente de estudios de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional declaró a Xinhua que Washington respalda por razones obvias y sensatas el concepto propuesto por China de nuevo modelo de relaciones entre grandes países.
El mayor reto para construir ese modelo es el insistente escepticismo de Washington sobre las intenciones estratégicas de China y su reticencia a tratar al país asiático como un igual, de acuerdo con Qian Wenrong, experto en las relaciones entre las dos naciones de la agencia Xinhua.
Según escribió en un reciente artículo, "la confianza recíproca es fundamental para que las dos naciones construyan el nuevo modelo de relaciones entre grandes países".
Sin embargo, a pesar de todos los retos, el panorama de los lazos China-EEUU permanece, en gran medida, inalterado: los intereses comunes pesan más que las diferencias, al tiempo que los casos de cooperación son más numerosos que las disputas.
Con un comercio bilateral valorado en 550.000 millones de dólares estadounidenses, los lazos económicos entre ambos nunca han sido tan interdependientes como en la actualidad. Los intercambios entre los dos pueblos nunca han sido más frecuentes, con más de 10.000 chinos y estadounidenses cruzando el Pacífico todos los días.
Simplemente, estos dos grandes países no pueden permitirse el lujo de adentrarse en un juego de suma cero debido a su creciente convergencia de intereses.
El legendario inversor norteamericano George Soros advirtió en una ocasión a Washington, a través de un artículo, de que "EEUU tiene poco que ganar y mucho que perder abordando su relación con China como un juego de suma cero". También reclamaba la construcción de una asociación estratégica y mutuamente beneficiosa con el país asiático.
Estudiosos de ambos países concuerdan en que a pesar de las diferencias ideológicas, políticas, económicas y sociales, las dos partes pueden mirar más allá de las actuales disputas y gestionarlas de manera constructiva, al tiempo que continúan con el diálogo y la cooperación en los asuntos principales de preocupación compartida.
A la larga, según los expertos, la relación China-EEUU mantendrá un ímpetu de desarrollo sostenible y saludable y aportará resultados de beneficio recíproco.
VISITA PARA IMPULSAR CONFIANZA MUNDIAL
A lo largo de los últimos dos a?os, guiados tanto por el presidente Xi como por su homólogo estadounidense, Barack Obama, las dos mayores economías del mundo han dado pasos concretos hacia la construcción de un nuevo modelos de relaciones entre grandes países y han mantenido un buen impulso al desarrollo de los lazos bilaterales, a pesar de disputas y fricciones ocasionales.
Los expertos creen que la inminente visita de Estado de Xi a EEUU consolidará aún más los lazos bilaterales y aportará confianza al futuro de los dos países e incluso al mundo entero.
"Espero que ambas partes quieran aprovechar la visita para ampliar el espíritu de cooperación demostrado en las reuniones mantenidas por los presidentes Obama y Xi el pasado mes de noviembre en Beijing", expone Robert Daly, director del Instituto Kissinger sobre China y EEUU del Centro Wilson.
"La visita de Estado de Xi Jinping a Estados Unidos será un hito para las relaciones bilaterales", enfatiza Chen Jimin, estudioso de la Escuela del Partido del Comité Central del PCCh, y a?ade que demostrará al mundo que los lazos chino-estadounidenses están todavía en la senda normal de desarrollo y que continuarán su desarrollo en la dirección de construir un nuevo modelo de relaciones entre grandes países.
"Creo que la visita de Estado del presidente Xi podría ser bastante significativa si se utiliza no sólo como símbolo de la importancia de la relación, sino también como una ocasión para que los dos líderes entablen un auténtico intercambio de opiniones más allá de los 'temas de debate' que llevarán en sus informes de preparación", esgrime el miembro distinguido y director del Programa de Asia Oriental del Centro Stimson, Alan Romberg.
El experto también expresa su esperanza de que los dos líderes trabajen duro para encontrar un camino para avanzar en su relación que aporte más confianza y sea más productiva.
En a?os previos a la normalización de relaciones entre Beijing y Washington, algunos diplomáticos de EEUU se preguntaban una vez en tono escéptico: ?Qué podemos comprar a China?
Cuatro décadas después, con el gigante del comercio electrónico chino Alibaba cotizando en la Bolsa de Nueva York, con la adquisición por parte de una empresa china del histórico hotel Waldorf Astoria en esa misma ciudad y con la creciente dependencia de los estadounidenses hacia los productos fabricados en China, ambos países han forjado una comunidad de intereses comunes.
"La visita de Estado, probablemente, marcará la pauta para el próximo a?o y medio, hasta que una nueva administración asuma el poder en Washington", comenta Paal, de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.
Dado que la importancia de la relación China-EEUU trasciende el nivel bilateral y tiene un profundo impacto regional y global, la visita de Xi a Estados Unidos enviará un mensaje positivo de confianza al mundo, según Wu Xinbo, de la Universidad china de Fudan.