Imagen de la mansión de Becker
La isla de Mallorca, Espa?a, 01/06/2018 (El Pueblo en Línea) - A Boris Becker se le acumulan los problemas. Tras conocerse que se ha separado de su segunda mujer, Lilly, después de 13 a?os de relación y un hijo en común, ahora le sale otro quebradero de cabeza. La mansión de ensue?o que un día fue el paraíso del tenista en la isla de Mallorca ha sido ocupada por un hippy compatriota suyo. La finca Son Coll, situada en Artà, fue adquirida por Boris Becker en el a?o 1995 por 80 millones de pesetas (algo menos de 500.000 euros). Antes de que la cosa vaya a más, ayer, el tricampeón de Wimbledon, a través de su cuenta de Twitter, se apresuró a remarcar que actualmente no posee ninguna finca “en la hermosa isla de Mallorca”. En los últimos a?os, la mansión, cada vez en peor estado, ha salido a subasta en varias ocasiones pero no se ha llegado a completar la operación y se desconoce quién o qué organismo es titular de la propiedad, según La Vanguardia.
La cuestión es que la mansión, que ocupa ocho parcelas y tiene piscina, jardín, establo para los caballos, una residencia principal y una casa de invitados, un gimnasio, y, cómo no, una pista de tenis, lleva varios a?os abandonada. Desde hace unos días tiene un nuevo inquilino: Georg Berres, un carpintero de 44 a?os, residente en la isla desde el 2014, que se ha mudado con el resto de su comuna –unos siete colegas– y ha empezado a sacar maleza y a reformarla. Berres no tiene problema alguno en ir explicando en vídeos que cuelga en YouTube cómo está mejorando la finca desde que está en sus manos. Con una larga cabellera canosa, una barba descuidada, lleno de tatuajes y con el torso desnudo, Berres exhibe en varios vídeos publicados el estado deplorable en que se encuentra la casa.
La historia de esta ocupación empezó con un artículo publicado en marzo en el Mallorca Zeitung, donde Berres informó de la creación de su “comando intergaláctico de ayuda y rescate”, cuyo objetivo es mejorar el mundo, por ejemplo, ocupando casas abandonadas y dándoles una nueva vida. De hecho, en YouTube se pueden encontrar otros vídeos de Georg Berres en otras mansiones. En una de ellas, aparece sonriente dándose un chapuzón en una piscina de aguas cristalinas. “Después de leer el artículo, me ense?aron esta casa. La puerta se podía abrir sin forzarla”, explica.