Por Esteban Jesen
BUENOS AIRES, 5 nov (Xinhua) -- Carlos Nahuel Ramírez Giménez tiene 14 a?os, vive en un barrio marginal de Buenos Aires y se aferra a la pasión del fútbol para no caer en el camino erróneo.
El asentamiento del Bajo Flores, conocido como villa 1-11-14, está ubicado al sur de la capital, frente al estadio del club San Lorenzo, uno de los cinco equipos más populares de Argentina.
"Me gusta mucho el fútbol, comencé a jugar a los cuatro a?os y el gran sue?o que tengo es ser jugador de fútbol, si se puede de Boca Juniors", le cuenta a Xinhua el chico, quien se desempe?a como carrilero (defensa lateral) izquierdo.
El origen de este barrio se debe a la fusión de las villas 1, 11 y 14, que comenzaron a poblarse y se nutrieron de numerosos inmigrantes de Bolivia, Paraguay y Perú, tras la crisis de 1930.
El 8 de junio de 2000, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aprobó la urbanización del asentamiento, lo que todavía no llegó a concretarse de manera definitiva.
Carlos juega en el modesto Club Atlético Madre del Pueblo, construido por los propios vecinos y financiado por una constructora privada.
La misión de esta entidad es "crear un marco preventivo con espacios sanos y liderazgos positivos en el barrio, otorgarle a ni?os y jóvenes identidad y pertenencia, (y) promover la integración de la población", indica en Facebook.
"Mi ídolo es (Lionel) Messi, es un crack, es buen jugador, buena persona", a?ade Carlos, quien dice que las copas que tiene en su habitación las ganó con su club en el barrio.
El adolescente asegura que su intención es divertirse y estar alejado de las tentaciones que ofrece una parte del barrio, como las drogas y el alcohol.
"El fútbol es una forma de distraerse, de jugar, divertirse, y estar afuera de otras cosas, como la droga, el alcohol, es más para pasarla bien, es una pasión", sostiene.
El padre de Carlos es alba?il (trabaja en la construcción de viviendas) y su madre, Claudia, en una cooperativa del asentamiento en el que realiza tareas de limpieza.
"Es muy importante que termine la escuela. Si tiene bajas calificaciones, le cancelo el fútbol", advierte la mujer en diálogo con esta agencia.
El chico asiente, con resignación: "Prefiero el fútbol, pero sé que tengo que terminar de estudiar".
Además, destaca como un momento único la visita que hizo a su modesta casa el ex astro inglés David Beckham en noviembre de 2015, en medio de la grabación de un documental que hizo en distintas partes del mundo.
"Tengo la firma de Beckham en una foto mía cuando visitó mi casa, nunca lo imaginé", remarca, al tiempo que su madre a?ade: "Parecía muy frío en la televisión, pero fue muy cari?oso".
Claudia puntualiza que espera que su hijo, en caso de llegar a ser un futbolista exitoso, "tenga la misma sencillez, la misma humildad (que mostró Beckham), y que se acuerde siempre de donde surgió".
Hernán Morelli, sacerdote del barrio, comenta que los jóvenes que juegan al fútbol "sue?an con ser felices", mientras "los papás son los que a veces sue?an que sus hijos sean Messi o algún jugador estrella, por la fortuna que pueden generar".
En la villa 1-11-14, con muchas personas agobiadas por la marginalidad, surgen historias como la de Carlos, que elige jugar a la pelota, la gran pasión de los argentinos, para enfrentar los contratiempos.