RIO DE JANEIRO, 5 jul (Xinhua) -- A falta de 30 días para la apertura oficial de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, todos los aspectos relacionados con el mayor evento deportivo del planeta están siendo ultimados, pero en las últimas fechas la cuestión de la inseguridad está acaparando la atención.
Las instalaciones están un 99 por ciento listas, está previsto que la estructura de movilidad urbana esté completamente preparada el día 1 de agosto, la ciudad está siendo decorada con los motivos olímpicos y los atletas locales realizan sus últimos entrenamientos para brillar como anfitriones.
Todo parece encaminado a que, como ocurrió en el Mundial de Fútbol de 2014, Brasil logre otro gran éxito como organizador de mega eventos, excepto por el temor relacionado con la falta de seguridad.
El asunto ha ganado espacio en las últimas semanas, a raíz del aumento de la violencia callejera, de las protestas de las fuerzas policiales de Río que todavía no han recibido sus sueldos del mes pasado y por la preocupación con la posibilidad de un acto terrorista, como los que vienen sucediendo en otros países.
Para despejar esta creciente sensación de inseguridad, las autoridades brasile?as insisten en que los planes de seguridad para la Olimpiada serán efectivos y permitirán que el evento transcurra con tranquilidad. Con ese fin se desplegarán 85.000 policías y soldados en las calles de Río durante los Juegos, más del doble de efectivos presentes en Londres 2012.
En conferencia de prensa este martes en Río, el ministro de la Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, volvió a asegurar que la probabilidad de un ataque terrorista durante los Juegos es "mínima".
"Todas las agencias internacionales de seguridad, de información, estiman que no tenemos probabilidades de un acto terrorista", afirmó Moraes, aunque admitió que "la posibilidad existe en todo el mundo".
La "amenaza terrorista", sin embargo, no es el principal desafío a la seguridad en este momento en Río de Janeiro, donde la principal preocupación es el aumento de la violencia callejera.
En las últimas semanas, tal preocupación se ha aumentado debido a los asaltos a atletas extranjeros que vinieron entrenarse temprano en la ciudad, el robo de un camión con equipos de dos emisoras de televisión alemanas (recuperado por la policía en el mismo día) y homicidios ocurridos en intentos de asalto en la "Linha Vermelha", la carretera que enlaza con el aeropuerto internacional Tom Jobim.
Según las estadísticas oficiales, en mayo hubo aumentos del 6,1 por ciento en los homicidios y del 42,9 por ciento en los robos en las vías públicas en comparación con el mismo mes de 2015.
El problema se ha agravado por la insatisfacción creciente de las fuerzas policiales del estado de Río de Janeiro, que reclaman retrasos en el pago de los salarios, y denuncian la falta de gasolina para los coches que patrullan la ciudad o de papel para hacer las denuncias en las comisarías.
Este lunes, un grupo de policías civiles repitió la protesta de la semana anterior en el aeropuerto Tom Jobim y exhibieron de nuevo una pancarta en inglés con el explícito mensaje de "Bienvenidos al infierno, policías y bomberos no reciben salarios y cualquiera que visite Río no estará seguro". Atribuyen la inseguridad a la falta de medios para trabajar de manera eficiente.
La situación, que alcanza a funcionarios de los servicios de emergencia, hospitales y otros empleados públicos, ha llevado el gobernador interino, Francisco Dornelles, a declarar "calamidad pública" en las finanzas del estado y pedir ayuda al Gobierno federal, que aprobó el envío de unos 850 millones de dólares estadounidenses para socorrer al estado de Río y permitir que haga frente a los salarios.
En la conferencia de prensa este martes, el ministro de la Justicia aseguró que el monto ya está en las arcas regionales y los sueldos podrán ser abonados entre este martes y el miércoles.
En los próximos días se comprobará si el pago de los salarios hace disminuir la tensión y, sumado a la incorporación de la fuerza nacional y a las otras medidas de seguridad planeadas, la situación se calma, de modo que los Juegos Olímpicos transcurran con la misma tranquilidad de otros grandes eventos albergados por la "Ciudad Maravillosa".