SANTIAGO, 14 mar (Xinhua) -- La anunciada visita que el próximo 21 de marzo realizará el presidente Barack Obama a Cuba representa un cambio de 180 grados en los vínculos de ambas países, y abre una nueva época en las relaciones entre América Latina y Estados Unidos.
La región latinoamericana fue clave para la apertura de Washington hacia a La Habana.
Será la primera estadía en La Habana, en 88 a?os, de un gobernante estadounidense, la cual consolida el actual proceso de normalización de relaciones entre ambos vecinos, tras décadas de desencuentros y confrontación política.
Obama, quien finaliza su mandato en enero de 2017, había expresado su deseo de visitar Cuba antes del fin de su mandato en enero de 2017, a fin de resguardar la apertura que su gobierno ha concordado con La Habana ante cualquier cambio de mandatario en la Casa Blanca.
Por eso, todas las acciones de flexibilización de su gobierno parecen consolidar la percepción de que no habría retroceso en el acercamiento entre ambos países que, desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, escenificaron un enfrentamiento a causa de la hostil política de Washington hacia la isla.
Durante más de cinco décadas, Estados Unidos ha mantenido un feroz bloqueo económico contra Cuba, que siempre ha contado con el apoyo de la mayoría de la comunidad internacional en su demanda por eliminarlo.
El gobierno cubano ha informado a Naciones Unidas que, desde 1960, cuando empezó la política del bloqueo económico total, la isla se ha visto afectada en más de un billón de dólares en negocios perdidos, operaciones comerciales frustradas y da?os a la infraestructura.
El 27 de octubre del 2015, la Asamblea General de la ONU aprobó por vigésimo cuarta vez una resolución que exige poner fin al bloqueo económico de EEUU contra Cuba. En total, 191 países (incluyendo a muchos aliados europeos y asiáticos de Estados Unidos) votaron a favor de acabar con esa reliquia de la Guerra Fría.
Esa votación fue especial porque se produjo cuando había un acercamiento entre Cuba y EEUU, y allí el presidente cubano Raúl Castro reiteró la necesidad de levantar ese bloqueo, y luego Obama dijo: "Estoy convencido de que nuestro Congreso acabará de forma inevitable levantando el embargo que no tiene ya más sentido", lo cual fue histórico.
Sin embargo, aunque era un gran cambio de las políticas de EEUU, Obama puntualizó que "empezar a hablar no significa que desaparezcan las diferencias con La Habana".
Mientras, los voceros de la Casa Blanca insisten en que la visita busca ampliar "los lazos comerciales y personales que puedan mejorar el bienestar del pueblo cubano".
Además, consideran que la finalidad de la breve visita del mandatario es ratificar las decisiones del 17 de diciembre de 2014, cuando ambos gobiernos decidieron restablecer las relaciones bilaterales, buscando que Cuba no sólo pueda comprar de Estados Unidos, sino que pueda vender allí sus productos, lo cual es normal entre dos países.
De acuerdo con su discurso en la ONU y otras intervenciones, la idea de Obama es desmoronar lo más posible el bloqueo, para que las medidas que adopte su gobierno se mantengan con la nueva administración de la Casa Blanca, que asumiría en enero del 2017.
En el fondo, lo que ocurre es que solamente el Congreso puede cambiar la Ley del "Embargo", como le llaman al brutal bloqueo, y ahora las posibilidades son pocas porque el opositor Partido Republicano tiene mayoría, tanto en el Senado, como en la Cámara de Representantes.
No obstante, el mandatario ha ido adoptando algunas medidas para aliviar el bloqueo. Las órdenes ejecutivas presidenciales ya autorizan transacciones con Cuba, en tanto las ventas "respondan a las necesidades del pueblo cubano".
Desde el restablecimiento de las relaciones y la reapertura de sus respectivas embajadas se anularon los límites al envío de remesas, y se anunciaron iniciativas empresariales en turismo, telecomunicaciones y manejo de tarjetas de crédito, además de un acuerdo para restablecer vuelos directos entre ambos países.
Pero las ventas de productos agrícolas a Cuba, que crecieron en la década pasada, han decaído porque los créditos están prohibidos para esa específica transacción, bajo la ley estadounidense de Reforma a las Sanciones Comerciales y de Expansión de las Exportaciones.
Aunque no se ven ahora facilidades para un comercio bilateral de dos vías, es posible ya usar crédito privado en transacciones con Cuba y vender a las empresas del Estado cubano, que ahora controlan el comercio exterior de la isla.
En cuanto a los viajes a Cuba, la limitación para los estadounidenses sigue siendo los costos de los paquetes turísticos en grupo, un requerimiento legal que sigue presente. Si se cambia, el potencial de viajeros a la isla se dispararía, forzando una apertura para el sector privado y la inversión extranjera en la isla.
Hay que recordar que en el a?o 1952, ya la isla recibía más de un millón de turistas estadounidenses. La mayor de las Antillas, puede ofrecer a la industria turística estadounidense un inmenso potencial de desarrollo, así como en muchas otras áreas de la economía cubana.
Recientemente, la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, recibió en Washington a una delegación cubana, encabezada por el ministro de Comercio e Inversiones, Rodrigo Malmierca, para intercambiar sobre cómo ampliar las relaciones comerciales.
Cuba está convencida de que el gobierno de Obama tiene aún espacio de maniobra para poder ordenar mayor flexibilización, que facilite no sólo a los estadounidenses hacer negocios en Cuba, sino a los cubanos hacerlos en EE UU y en otras partes del mundo sin miedo a sanciones.
También exige que pueda libremente utilizar el dólar para sus transacciones comerciales, lo cual está prohibido por el bloqueo económico.
El viaje de Obama podría, dentro de sus facultades como presidente, abrir más espacio para el intercambio comercial de bienes y servicios, favorable para ambas naciones, cuya cercanía y potencialidades hacen que sean viables mercados, como lo eran antes del establecimiento del bloqueo económico en 1962.