GINEBRA, 1 sep (Xinhua) -- Cuando el importante escritor del diario suizo Le Temps, Frederic Koller, regresó otra vez al Tíbet el a?o pasado para realizar una visita como periodista invitado por las autoridades locales a través de la embajada china en Berna, Koller se sorprendió al ver que Lhasa se había transformado de forma bastante increíble.
"La modernización es impresionante", dijo Koller a Xinhua, quien destacó el desarrollo de servicios como agua y electricidad, así como carreteras y trenes, especialmente en comparación con su última visita a la región hace cerca de 20 a?os.
La primera visita de Koller a la región autónoma del Tíbet fue a finales de los noventa. En las últimas semanas, el aeropuerto de Lhasa, en el que Koller alguna vez aterrizó, ha estado particularmente ajetreado dado que el Tíbet celebra este septiembre sus 50 a?os como región autónoma.
Además de las transformaciones materiales, Koller también tuvo la oportunidad de conversar con algunos residentes locales, algo que apreció tanto a nivel profesional como personal.
"Junto con las monta?as, es cierto lo que todos dicen, que uno se siente como si estuviera tocando el cielo. La fuerza de la naturaleza y, por supuesto, de la gente que es muy directa y feliz es increíble", dijo el periodista suizo.
El periodista suizo también mencionó la cultura, arraigada en una religión que es omnipresente.
Célebre por su singular cultura, Koller explicó que un entorno guiado por la religión a tal grado es excepcional, una valoración que no sólo ha idealizado las percepciones occidentales de la meseta tibetana, sino que también ha catalizado el interés desde dentro de la propia China.
Este aspecto en particular es de especial interés para Koller, quien considera que "lo que más ha cambiado en los últimos 20 a?os no es la actitud de los tibetanos, sino de las personas de otras partes de China".
"Durante mi viaje en el oto?o pasado, la principal impresión que recibí fue la de todos estos jóvenes chinos que viajan a Lhasa, como si fuera una peregrinación a pesar de no ser religiosos. Están interesados al igual que muchos europeos lo estuvieron en los sesenta en relación con la India. Están en busca de otra cultura y de alguna forma de sabiduría pérdida", explicó el periodista suizo.
De acuerdo con Koller, quien radicó durante varios a?os en Beijing, el Tíbet se puso de moda a finales de los noventa debido a que muchos aspectos de la cultura tibetana, como su comida y su religión, introdujeron la capital china a una forma de vida que hasta entonces había sido en gran medida desconocida.
El hecho de que "noticias cada vez mejores estén llegando de China, que fue el motor económico del mundo en una etapa", ha alterado las percepciones occidentales de la región, en particular en vista de las actuales preocupaciones por la migración, el asunto ucraniano y el mundo árabe.
"El Tíbet es cada vez menos un problema debido a que más personas piensan que es parte de China y cada vez menos gente habla de él", se?aló Koller, quien ve a China más como un poder estabilizador.
El periodista suizo resaltó la relación de mucho tiempo entre Suiza, país que alberga una gran cantidad de tibetanos, y su distante patria.
"Cuando les dije a los tibetanos que soy suizo, muchos me dijeron que saben de Suiza a través del contacto con familiares. Esto ayudó a crear un vínculo y confianza entre nosotros", concluyó Koller.