BRASILIA, 20 feb (Xinhua) -- El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, entregó hoy de manera personal al Congreso la propuesta de reforma de pensiones, el proyecto prioritario del gobierno para el presente a?o legislativo.
Acompa?ado por el ministro de Economía, Paulo Guedes, y el jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, Bolsonaro fue recibido por los presidentes del Senado, Davi Alcolumbre, y de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.
La propuesta de reforma, que prevé aumentar la edad mínima para jubilación a 65 a?os para hombres y 62 para mujeres, es considerada crucial por el equipo económico del gobierno para equilibrar las cuentas públicas.
El proyecto endurece las reglas de jubilación y reduce los gastos del gobierno en el pago de beneficios, con el fin de llegar a una economía en las arcas públicas de aproximadamente un billón de reales (cerca de 270.000 millones de dólares) en 10 a?os.
Con el aval de Bolsonaro, la reforma previsional busca una transición más corta del actual régimen para el futuro que el proyecto del ex presidente Michel Temer.
La transición será de 12 a?os, mientras que en el texto de Temer el tiempo era de 20 a?os, según explicó el secretario especial de Previsión y Trabajo, Rogerio Marinho.
La reforma incluye la creación de nuevas alícuotas de contribución de los trabajadores y la aplicación de un régimen de capitalización, por el cual cada trabajador financia la propia jubilación con depósitos en una cuenta individual.
La expectativa es que la reforma englobe a empleados públicos federales, estatales y municipales, así como a militares.
El a?o pasado, el déficit total del sistema de pensiones (sector privado, gobierno y militares) alcanzó los 290.300 millones de reales (unos 78.450 millones de dólares) en Brasil, según datos oficiales.
El déficit de la previsión social fue el principal factor para que las cuentas del gobierno registraran un déficit de 120.000 millones de reales (alrededor de 32.430 millones de dólares) en 2018, el quinto a?o seguido de saldo negativo.
El desafío del gobierno es conseguir suficiente apoyo parlamentario para la aprobación del proyecto, algo muy difícil durante la gestión del ex presidente Temer, quien no consiguió que su propuesta fuera aprobada.
Por tratarse de una enmienda constitucional, el proyecto debe ser votado por una mayoría calificada, lo que obligará al gobierno a una amplia negociación con las numerosas bancadas.
La Cámara de Diputados y el Senado registran en la actualidad el más alto nivel de fragmentación partidista en la historia brasile?a.