PARIS, 7 ene (Xinhua) -- El gobierno de Francia está analizando una ley para endurecer las sanciones contra las protestas no declaradas con el fin de impedir que se repita la violencia de las últimas semanas registrada en las manifestaciones de los "chalecos amarillos", dijo hoy el primer ministro Edouard Philippe.
"Debemos preservar el derecho a la manifestación en Francia y debemos castigar a quienes buscan violar la ley", dijo Philippe a la televisión TF1 después de una oleada de protestas callejeras que este fin de semana desembocaron en violencia en París y las principales ciudades francesas.
"Es por esto que el gobierno está a favor de actualizar la ley, con el fin de sancionar a quienes no respetan esta obligación de declarar las protestas, a quienes participan en protestas no declaradas, a quienes llegan a las protestas con pasamonta?as", agregó.
Philippe dijo también que la iniciativa será introducida después de su discusión en la Asamblea Nacional en donde el grupo en el gobierno tiene una gran mayoría.
Después de que los manifestantes del movimiento de los "chalecos amarillos" exhortaron por redes sociales a participar el sábado en el noveno fin de semana de protestas, Philippe dijo que se desplegarán 80.000 policías en todo el país para impedir una nueva ronda de acciones violentas iniciadas el 17 de noviembre de 2018.
Cerca de 5.000 elementos de seguridad serán movilizados en París en donde manifestantes incendiaron autos y colocaron barricadas, golpearon y patearon a policías antimotines y usaron un montacargas para invadir los terrenos de un edificio gubernamental.
"No podemos aceptar que algunas personas se aprovechen de estas manifestaciones para romper o incendiar. En ocasiones vienen a romper y a saquear, a veces a desafiar a las instituciones", dijo, y agregó que "estos matones no tendrán la última palabra".
Para fines del a?o pasado, la gente enojada por un aumento al impuesto sobre el combustible comenzó a bloquear calles, a ocupar cabinas de peaje de las autopistas y a organizar protestas nacionales.
Desde entonces, el movimiento se ha convertido en un levantamiento mayor que denuncia las presiones sobre el gasto familiar y el elevado costo de la vida provocados por la política fiscal del presidente Emmanuel Macron que, afirman, favorece a los ricos.
Algunos han pedido la renuncia de Macron y un "referéndum sobre iniciativas de los ciudadanos" para permitir a los ciudadanos tener una mayor voz en cuanto a la definición del mapa de ruta económico y social para la segunda potencia económica más importante de la eurozona.
A dos meses de su inicio, el movimiento de los "chalecos amarillos", que no tiene un líder claro, aún constituye un serio desafío para Macron, quien está batallando para mitigar el enojo público y satisfacer las exigencias de los manifestantes, a pesar de una serie de concesiones realizadas el mes pasado, incluyendo un alza al salario mínimo e incentivos fiscales.