“El cinturón y la ruta”abre la puerta al mundo en desarrollo |
Por Justin Yifu Lin
Pekín, 21/12/2015(Pueblo en Línea)-En 2015, los titulares de los diarios de muchas partes del mundo reflejan la crecientepreocupación sobre la desaceleración económica de China y los análisis sobrela capacidad del país para mantener su impulso en las reformasque logrencambiar hacia un nuevo modelo de crecimiento, basado en un mayor consumo interno e industria delos servicios. Aunque los líderes chinos están conscientes de la desaceleración, en el 2016 se seguirá trabajando enla implementaciónde“Un cinturón, un camino”, sendasiniciativa promovidas por el presidente Xi Jinping.
China es ahora la segunda mayor economíadel mundo. Pero, como bien saben los líderes de China, aún queda mucho por hacer para asegurar lo que Xi ha llamado "el gran rejuvenecimiento de la nación china". Para unirse al grupo de las economías de altos ingresos, China debe utilizar de manera más eficientelos mercados y los recursos nacionales e internacionales. A su vez, China tiene que asumir más responsabilidades y hacer valer más su influencia en el escenario mundial.
El orden actual favorece a los intereses de Estados Unidos y sus aliados. Eso tuvo sentido después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se estableció el orden que hoy conocemos. Pero el equilibrio global de poder ha cambiado. Se espera que China sea un "participante responsable" en los asuntos mundiales y juegue un papel más importante en la toma de decisiones, a nivel internacional.
De hecho, a pesar de sus declaraciones acerca de las responsabilidades internacionales de China, los EE.UU. parecen continuar trabajando para limitar la influencia de China dentro del panorama internacional, incluso dentro de Asia. Esa fue la principal motivación detrás del "pivote" estratégico del presidente Barack Obama en la región. Del mismo modo, la Asociación Trans-Pacífico, una iniciativa liderada por Estados Unidos que incluye una docena de países del Pacífico -sin China-parece estar dirigido a sostener la primacía estratégica de Estados Unidos y la salvaguarda de sus intereses geopolíticos y económicos en la región Asia-Pacífico.
Corresponde entonces a China asegurar la influencia que merece y necesita. Las iniciativas “Un cinturón, una ruta” sonrespuestas en el terreno.
La idea es relativamente sencilla. Inspirada en la antigua Ruta de la Seda, red para el comercio y la comunicación, El cinturón yla ruta de Xi, junto a la Ruta de la SedaMarítima del Siglo XXI enlazarán a China con el resto de Asia, áfrica y Europa. Con la construcción de la infraestructura que se necesitapara que funcionen dichas iniciativas comerciales, China espera construir "una comunidad de intereses, destino y responsabilidadescomunes".
Ningún país es más adecuado que China para liderar el camino de la infraestructura, debido a su propio desarrollo impulsado -en gran parte- por las inversiones masivas en proyectos nacionales de infraestructura. Además, su gran volumen de reservas en divisas, cifrado en 3,5 billones de dólares, proporciona los medios necesarios para financiar las nuevas iniciativas.
China ya ha dedicado parte de sus reservas a la capitalización de infraestructura en Asia, estableciendorecientemente elBanco Asiático de Inversión para Infraestructura(BAII), institución financiera encargada de impulsar “El cinturón y la ruta”, satisfaciendo las necesidades de infraestructura de los países en desarrollo, especialmente en la región Asia-Pacífico.
La rentabilidad de estas inversiones tendrá una gran escala. La experiencia, desde la Segunda Guerra Mundial, muestra que los países en desarrollo capaces de aprovechar la oportunidad estratégica de la transferencia internacional de industrias de trabajo intensivo pueden lograr de 20 a 30 a?os de rápido crecimiento, factor que impulsará el surgimiento de nuevos mercados codiciados por los países más desarrollados.
Como el aumento de los salarios erosionan la ventaja competitivade las industrias manufactureras intensivas de China, los países de bajos ingresos se vuelven cada vez mucho más atractivos para relocalizar fábricas. Y si tienen una mejor infraestructura, estos países se encontrarán en mejores condiciones para absorber la migración de las industrias chinas de trabajo intensivo.
La lista de las fábricas chinas que pueden relocalizarse es extensa. En la década de 1960, cuando Japón comenzó a trasladar sus industrias de trabajo intensivo hacia el extranjero, su industria manufacturera emplea 9,7 millones de personas. En la década de 1980, cuando los cuatro "tigres asiáticos" (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán) se sometieron al mismo proceso, sus industrias empleaban unos 5,3 millones de personas. La industria manufacturera de China, por el contrario, emplea a 125 millones de trabajadores, con 85 millones de puestos de trabajo de baja cualificación. Eso es suficiente para permitir que -prácticamente y de forma simultánea- la totalidad de las economías en desarrollo, a lo largo de las nuevas rutas de la seda,puedan lograr la industrialización y la modernización.
Mientras el mundo se preocupa por el crecimiento, la desaceleración y las correcciones de la caída de los precios de acciones y el tipo de cambio en China, el país sigue adelante con una iniciativa que traeráincalculablesbeneficios para la economía mundial. Más allá de la creación de oportunidades de desarrollo sin precedentes para otros países en desarrollo, las iniciativas “Un cinturón, una ruta”permitirán a China hacer un mejor uso de los mercados y los recursos nacionales e internacionales, fortaleciendo así su capacidad para seguir siendo motor del crecimiento económico mundial.
El autor, ex vicepresidente del Banco Mundial, es profesor y decano honorario de la Escuela Nacional de Desarrollo de la Universidad de Pekín.