EE.UU. no participa lo suficiente en la lucha contra el cambio climático |
Por Tang Wei
Pekín, 07/12/2015(El Pueblo en Línea)- No es realista utilizar una reunión como la Conferencia de París sobre el Cambio Climático para intentar conciliar y unificar los intereses y capacidades de los países desarrollados y los países en desarrollo. La praxis en la lucha contra el cambio climático hay que enfocarla a partir de responsabilidades diferenciadas.
China en noviembre de 2014, mediante la declaración conjunta que hizo con Estados Unidos, dejó clara su determinación de luchar contra el cambio climático. Para instrumentar las acciones pertinentes ya se ha establecido un fondo de cooperación de 20 mil millones de yuanes (3.330 millones dólares) para generar ayudas hacia los países menos desarrollados y apoyarlos en su adaptación y lucha contra el cambio climático.
De acuerdo con la declaración conjunta, China planea reducir sus emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB de un 60 a un 65 por ciento para el 2030, tomando como inicio el registro del 2005. Por su parte, los EE.UU. tiene la intención para el 2025 de recortar sus emisiones de un 26 a un 28 por ciento, con respecto a los volúmenes del 2005.
Esto demuestra que China y los EE.UU. tienen el potencial de formar un "equipo bilateral" para promover la gobernanza mundial en cuestiones climáticas. Sin embargo, los EE.UU. tienen que mirar más allá de sus estrechos intereses y ofrecer bienes públicos, servicios y tecnologías al mundo en desarrollo.
EE.UU. ha prometido "movilizar" a otros países desarrollados para recaudar 100 mil millones de dólares en ayudas para que los países en desarrollo enfrenten el cambio climático. Sin embargo, pocos países en desarrollo han recibido fondos o asistencia tecnológica.
Estados Unidos, con respecto a China, está en una posición mucho más ventajosa para combatir el cambio climático en términos de medidas de ahorro y protección del medio ambiente. Los logros en el Diálogo Estratégico y Económico entre China y Estados Unidos evidencian que China está dispuesta a aprender de las tecnologías de Estados Unidos, leyes y normas de gestión, mientras que EE.UU. insta a China a asumir responsabilidades más globales y abrir su "mercado verde" a las empresas estadounidenses.
Pero Estados Unidos exige la verificación de los resultados de los acuerdos por parte de China, sin concederle a China las herramientas necesarias para también poder examinar en qué medida los EE.UU. cumplen o no en la lucha contra el cambio climático. Ciertamente, esta no es la lógica de una estrategia bilateral de cooperación.
China no tiene la capacidad científica ni financiera que tiene Estados Unidos para combatir el cambio climático. Sin el avanzado conocimiento científico y la información de primera mano sobre los procesos del cambio climático y las emisiones, China no puede afrontar plenamente dicha problemática.
La recaudación de fondos es otra zona de divergencia entre China y Estados Unidos. La mayor parte de la ayuda de los países desarrollados proviene de fondos públicos, pero cada vez más participa el mercado de capitales. La estrategia de EE.UU. para recaudar dinero para ayudar a los países en desarrollo se basa en el mercado de capitales y en la explotación de herramientas financieras innovadoras. Los fondos obtenidos de las gestiones del mercado son menos fiables, pero obviamente alivia el desembolso directo de los gobiernos.
El sector financiero de China y otros países en desarrollo está mucho menos desarrollado. Los países en desarrollo perderán vigor en su accionar si las formas de recaudación de fondos para luchar contra el cambio climático se define, mayoritariamente, dentro de la gestión del mercado de capitales y los dividendos logrados en la aplicación de nuevas herramientas financieras.
Más importante aún, los países desarrollados todavía transitan por un alto nivel de emisiones debido a la explotación de industrias consumidoras de grandes recursos naturales y devoradoras de mano de obra intensiva. Esto indica que los países en desarrollo sufren la contaminación en sus territorios porque le proporcionan productos y servicios a los países ricos.
En tal caso, ?quién debe ser culpado por la contaminación: los productores o los consumidores finales de los productos industriales? Según vemos, hoy en día son los países en desarrollo los mayores responsables por las emisiones y los que más sufren los estragos de la contaminación.
China no puede asumir ninguna responsabilidad más allá de sus capacidades. Estados Unidos vacila, incluso cuando ha declarado estar dispuesto a ayudar a los países en desarrollo con asistencia, fondos y tecnologías.
La pregunta es: ?cómo deben alinear sus enfoques China y Estados Unidos en la lucha común contra el cambio climático?
Las diferencias entre China y EE.UU. en materia de cooperación para combatir el cambio climático indica que el orden mundial actual todavía está dominado por los países desarrollados, bajo el liderazgo de EE. UU. Por lo tanto, China tiene que fortalecer la cooperación con los países en desarrollo con el fin de presionar a los países desarrollados a cumplir sus promesas de asistencia a los países en desarrollo. También China tiene que esmerarse en cumplir con sus responsabilidades comunes, pero diferenciadas.
El autor es un experto en relaciones internacionales de la Academia de Ciencias Sociales.