Hua Yisheng
Pekín,09/12/2014(El Pueblo en Línea)-En septiembre de 2014, algunos manifestantes comenzaron a ocupar varias calles principales, da?ando gravemente el orden social de Hong Kong (HK) y su desarrollo económico. Mientras China ha estado tomando medidas para hacer frente a la protesta y restableciendo el orden público, el Reino Unido ha estado tratando de obstaculizar los objetivos chinos. Un grupo de parlamentarios británicos pretendieron viajar a HK como parte de una "investigación sobre el estado de la Declaración conjunta Sino-británica", una propuesta que China objetó.
Desde tiempos remotos, HK ha sido parte de China. En la década de 1840, Reino Unido inició una guerra y obligó al gobierno Qing a cederle Hong Kong, región que colonizó durante más de 100 a?os. En 1997, de acuerdo con la Declaración conjunta Sino-británica, China recuperó la soberanía sobre el territorio ocupado. Esto significa que Reino Unido ya no tiene razón alguna para interferir en los asuntos internos de HK.
Su falaz injerencia en los asuntos internos de Hong Kong, ocurre bajo el pretexto de proteger la universal "democracia" y la sagrada "libertad". El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho que de acuerdo con la Declaración conjunta Sino-británica, los derechos y las libertades de expresión, de prensa, de reunión, de asociación y de huelga deben ser garantizados por ley. De hecho, la población de Hong Kong disfrutan de esos derechos. Sin embargo, las protestas están alterando el orden social y causando severos da?os ecónomicos para todos los ciudadanos. Al parecer, Reino Unido no tiene ningún interés en defender los derechos de la mayoría.
En 2012, Cameron tuvo una reunión con el Dalai Lama, acción que da?ó las relaciones entre China y Reino Unido. En ese momento, China le envió un claro mensaje: nos oponemos a la interferencia de cualquier país en nuestros asuntos internos. Más tarde, Reino Unido reiteró su respeto por la soberanía y la integridad territorial de China.
En los últimos a?os, los dos países han hecho progresos en el restablecimiento de la relaciones. Reino Unido debería trabajar más para calibrar un esquema ganar-ganar en las relaciones bilaterales con China.
Reino Unido no tiene ningún derecho para tratar de imponer a los demás los valores de sus condominios occidentales. Y sobre todo, para exigir respeto por la universal "democracia" y la sagrada "libertad", lo primero que tiene que hacer es superar su obsoleta mentalidad colonialista.