HARBIN, China, 13 ago (Xinhua) -- Un museo en la provincia de Heilongjiang, en el noreste de China, reveló hoy el testimonio de un ex conductor empleado por la famosa Unidad 731 de Japón.
En el video, Sadao Koshi dijo que participó en experimentos bacteriológicos en exteriores realizados en seres humanos decenas de veces y que en una ocasión 40 personas fueron atropelladas y muertas cuando trataban de escapar.
El testimonio fue donado por Masataka Mori, profesor de la Universidad Shizuoka de Japón, quien grabó las confesiones en 1994, dijo Jin Chengmin, curador del Museo de Evidencia de Crímenes de Guerra cometidos por la Unidad 731 del Ejército de Japón.
Koshi dijo que "las personas eran transportadas a un campo de experimentación al aire libre y atados a pilares. Les colocaban cascos y escudos de hierro para proteger las partes vitales del cuerpo, dejando solamente brazos, piernas y caderas descubiertas. Luego aviones lanzaban bombas con bacilos y collectotrichum".
"Cuando las bombas explotaban, el líquido con bacterias caía como lluvia y las víctimas empezaban a gritar", dijo.
Koshi se?aló que una vez un hombre se desató del pilar y ayudó a otros a escapar. "Los perseguimos en auto y los atropellamos uno por uno. Las vidas son frágiles. Aún puedo recordar el sentimiento cuando los atropellaba".
Como conductor de la Unidad 731, Koshi iba de aquí para allá recogiendo "personas para experimentos", de la Estación de Trenes de Harbin y del Consulado japonés en Harbin.
"Algunas veces estaba a diario, o cada dos días. Ellos han de haber utilizado entre cinco y diez personas diarias para los experimentos", dijo Koshi.
Koshi publicó un libro en 1983 para dar testimonio de los crímenes que cometió y los de la Unidad 731. Desde entonces, recibe llamadas y cartas con amenazas.
"Tengo que contar la verdad, para que no haya arrepentimiento cuando muera", expresó Koshi en el video.
La Unidad 731 fue una base de investigación establecida en Harbin en 1935 como centro del programa de guerra biológica de Japón en China y Asia del Sudeste.
Más de 10.000 personas murieron ahí. Los civiles y prisioneros de guerra de China, la Unión Soviética, la Península Coreana y Mongolia perecieron a manos de científicos japoneses.
En su retirada, los invasores japoneses destruyeron la base cuando el ejército soviético tomó Harbin en 1945.