BEIJING, 27 may (Xinhua) -- Estados Unidos usa como chivo expiatorio a China por el desequilibrio comercial y sus propios problemas económicos y trata de obtener un trato comercial desigual del país asiático, utilizando medidas como aumentos de aranceles y apuntando contra compa?ías tecnológicas.
El movimiento unilateral y proteccionista de EEUU ha desconcertado a la comunidad internacional en general, ya que a muchos les preocupa que una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo frene el ya lento crecimiento económico mundial.
Estamos en el siglo XXI. Los días en que China podía ser fácilmente obligada a aceptar un tratado desigual han quedado atrás.
Después de 70 a?os de desarrollo, especialmente cuatro décadas de rápido crecimiento, China ahora tiene el conjunto de herramientas adecuado para enfrentar el acoso comercial de EEUU, y también la fuerza para sellar un acuerdo en igualdad de condiciones que puede beneficiar a ambas partes.
Los halcones comerciales de Washington no deberían confiar en su táctica de máxima presión para que China caiga de rodillas. Por el contrario, solo acelerará la innovación tecnológica del país asiático para que finalmente logre la independencia tecnológica.
China nunca deseará pelear una guerra de ningún tipo con EEUU. En repetidas ocasiones ha pedido a Washington que cambie su rumbo para reunirse con la parte china y alcanzar un acuerdo mutuamente beneficioso.
Beijing no ha retrocedido en sus compromisos, como lo ha acusado la Casa Blanca. Después de revisar las últimas 11 rondas de negociaciones comerciales cualquiera puede ver claramente que es Washington el que ha estado cambiando constantemente.
Las dos partes llegaron a un consenso sobre el comercio y en mayo del a?o pasado emitieron una declaración conjunta sobre cómo terminar con las fricciones comerciales en Washington.
Sin embargo, Washington abandonó el acuerdo. Siete meses después, las dos partes llegaron a un consenso sobre el valor de las compras de China a Estados Unidos, pero en las siguientes conversaciones la parte estadounidense rechazó una vez más el acuerdo.
A principios de este mes, Washington decidió aumentar los aranceles adicionales del 10 al 25 por ciento sobre productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares, en vísperas de la última ronda de diálogos comerciales. Sin embargo, la delegación china siguió volando a Washington para las consultas comerciales.
Estas acciones responsables de Beijing demuestran la máxima sinceridad de China y la buena voluntad para reducir las brechas entre las dos partes.
El acostumbrado hábito estadounidense del chantaje también está enviando un mensaje claro al mundo: aplastará a todos los que considera como un rival potencial de su hegemonía, como lo hizo en la década de los ochenta con Japón.
Además, en una economía mundial que se basa en múltiples interconexiones, el acoso comercial de Washington ha amenazado con interrumpir las cadenas globales de suministro, lo cual tendrá repercusiones trascendentales en la confianza en colaboración y cooperación.
China conoce bien las intenciones de Estados Unidos y está dispuesta a afrontar retos potenciales. Los halcones estadounidenses deben abandonar su mentalidad de la Guerra Fría, volver a la razón y mostrar sinceridad en sus negociaciones comerciales con China.