Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 28 ene (Xinhua) -- Una réplica de la estatua ecuestre de José Martí instalada en el Parque Central de Nueva York acerca hoy a Cuba y Estados Unidos, en momentos en que las relaciones entre los dos países pasan por una etapa de retroceso y tensiones.
"En todo el proceso de la estatua fue muy importante la cooperación de instituciones norteamericanas que apoyaron resueltamente", afirmó a la prensa local el Historiador de La Habana, Eusebio Leal, al explicar los entresijos de la llegada a Cuba de una reproducción de la escultura.
La copia llegó el 3 de octubre último, y fue colocada, de frente al mar, casi al pie de la entrada a la bahía habanera, en un parque ubicado frente al antiguo Palacio Presidencial, en la actualidad Museo de la Revolución, donde quedó inaugurada este domingo en ocasión del aniversario 165 del natalicio de Martí.
La estatua original, única ecuestre del Héroe Nacional cubano, es obra de la artista estadounidense Anna Hyatt Huntington (1876-1973), quien la esculpió en 1950 a pedido del gobierno cubano de la época, como obsequio a Estados Unidos.
Como resultado de la agria disputa que protagonizaron ambos países a partir de 1959, con el triunfo en la isla de la Revolución encabezada por Fidel Castro, la escultura no fue inaugurada sino hasta 1965 en el Parque Central neoyorquino, muy cerca de las estatuas de los próceres latinoamericanos Simón Bolívar y José de San Martín.
La escultura es la única conocida que recoge la figura de Martí en el momento de su muerte en el combate de Dos Ríos, en el este de Cuba, el 19 de mayo de 1895, y está basada en un desaparecido cuadro del pintor cubano Esteban Valderrama (1892-1964).
Desde que hace 22 a?os en un viaje a Nueva York pudo apreciar la obra, Leal se empe?ó en traer una réplica, una idea en la que encontró aliados en la Sociedad Hispanoamericana y en el Museo del Bronx, aunque además de las trabas burocráticas se hizo necesario recaudar dos millones de dólares.
Leal encabezó una campa?a de recaudación en la que aportaron fondos varias instituciones y ciudadanos norteamericanos, así como emigrados cubanos, aunque la cifra necesaria fue completada por una mexicana que requirió el anonimato.
En esa campa?a, Leal destacó a la compa?ía Google, que "aunque no aportó fondos, realizó un programa especial de televisión que llegó a millones de personas".
"Contribuyeron los norteamericanos que podemos llamar amigos, que emularon la generosidad de Anna (Hyatt), porque ella no tenía necesidad ninguna de recibir nada a esa altura de su vida, más que el homenaje de un pueblo que conocía sólo por referencias y al cuál admiraba", se?aló el historiador.
Con esos fondos se pagó el escaneo de la estatua original, que pesa tres toneladas y mide 5,67 metros, y la realización en bronce con un pedestal de mármol negro, de una réplica tan exacta como si hubiera sido copiada en cera.
Aunque Leal tuvo que conversar con el alcalde Bill de Blasio, el secretario de Estado John Kerry y hasta el presidente Barack Obama, el proceso se benefició con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países, ocurrido hace poco más de dos a?os y medio.
La copia de la escultura navegaba hacia la isla el mismo día en que la Administración del presidente estadounidense Donald Trump expulsó a varios diplomáticos cubanos como represalia por los supuestos ataques sónicos contra representantes estadounidenses acreditados en La Habana.
Esa acusación inició el actual retroceso en los vínculos entre Washington y La Habana, que viven su peor momento de la última década.
"Más allá de los extravíos, de las políticas erráticas, más allá de los que tratan de destruir los puentes, de destruir la comunicación, persiste entre las naciones y entre los hombres algo que Benito Juárez se?alaba con intensidad: El respeto al derecho ajeno es la paz", dijo Leal al recibir la copia de la estatua.