Científicos cubanos retoman investigaciones sobre uso de la zeolita, mineral que en la isla tuvo un alto nivel de empleo en décadas pasadas, informó hoy la pensa local.
El diario oficial "Granma" citó este domingo al investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales y Reactivos (Imre) de la Universidad de La Habana, Gerardo Rodríguez, quien explicó que este tipo de mineral favorece el desarrollo de la industria.
Rodríguez creó un procedimiento con minerales zeolíticos como materia prima básica a ser enriquecidos, modificados y transformados, para obtener un nuevo material con propiedades diferentes y adecuadas al fin determinado que se le quiera dar.
De acuerdo con el especialista, este método posibilita obtener una gama de novedosos renglones con alto valor agregado.
Entre ellos están eliminadores de metales tóxicos en aguas residuales industriales, aditivos de la alimentación animal, medicamentos y microbicidas de amplio espectro.
Explicó que la ingeniería de zeolitas naturales favorece el desarrollo de la industria del mineral desde una perspectiva diferente, pues fundamenta su crecimiento en los valores incorporados a los productos y no de los volúmenes a fabricar.
Esa premisa la hará evolucionar de manera gradual hacia niveles de competitividad bien elevados en correspondencia con un mercado cada vez más exigente.
La principal desventaja de las zeolitas naturales radica en la dificultad para obtener grandes volúmenes que mantengan las propiedades físicas y químicas homogéneas.
En 1987, el mineral comenzó a ser utilizado como sustrato en canteras aleda?as a guarderías, donde se instalaron los denominados zeopónicos a fin de incrementar la oferta de vegetales en la dieta de los ni?os.
Un a?o más tarde, el gobierno creó una industria extractiva y procesadora del mineral, que impulsó los posibles usos en la agricultura, construcción, medicina y otras esferas, dando lugar al surgimiento del Programa de Desarrollo de Zeolitas Naturales en Cuba.
Las zeolitas naturales se utilizan para mejorar la calidad de suelos, alimentación animal, en la formulación de fertilizantes, como aditivo al cemento, en el tratamiento de residuales y en forma de sustrato para el cultivo de plantas ornamentales, frutales y vegetales.
La capacidad productiva instalada en los cuatro yacimientos en explotación alcanzó las 600.000 toneladas anuales a principios de la década de 1990 del siglo pasado.