Chile ha sido un partícipe activo de las cumbres internacionales del Cambio Climático y ha tenido avances significativos para disponer de información sobre los distintos escenarios de mitigación posibles.
Su contribución está basada en tres áreas: la "Resiliencia al cambio climático", incluyendo los pilares de "Adaptación y de Construcción y Fortalecimiento de Capacidades"; el "Control de las emisiones de gases efecto invernadero", que incluye la mitigación; y el "Apoyo transversal para la acción".
Recientemente, el gobierno chileno realizó una consulta pública sobre su anteproyecto para contribuir a enfrentar el Cambio Climático, el cual ha presentado ante la comunidad internacional, bajo el título "Contribución Tentativa de Chile para el Acuerdo Climático".
Se espera que en la Cumbre del Cambio Climático (COP21), convocada por la ONU y la cual iniciará en Paris, Francia el próximo lunes, con la asistencia de casi todos los países del mundo, se alcance un compromiso mundial vinculante para la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a partir del 2020.
La delegación chilena estará encabezada por la presidenta Michelle Bachelet, cuyo gobierno ha ofrecido colaboración a los países en desarrollo para fortalecer sus capacidades climáticas.
Chile es una nación vulnerable a los impactos del Cambio Climático debido al bajo nivel de sus costas de más de 4 mil kilómetros; la alta presencia de nieve en el sur; el régimen glacial de sus ríos; y sus extensas áreas marinas, enfrentando, además, frecuentes terremotos y tsunamis.
Asimismo, el país sufre severos impactos en sus recursos hídricos, la biodiversidad, el sector silvo-agropecuario, las temperaturas calientes y frías y la pluvimetría, vulnerabilidades que están incluidas en su Plan de Acción Nacional de Cambio Climático.
El gobierno ha reiterado que Chile necesita una estrategia para el desarrollo y la transferencia tecnológica para enfrentar los desafíos ante el Cambio Climático, la cual estaría lista para el 2018, para la cual necesitará identificar las fuentes de financiamiento nacional e internacional.
Como parte de sus esfuerzos contra su adverso clima, Chile estableció, mediante una ley, el incentivo para el uso de las Energías Renovables No Convencionales, y se ha convertido en un país pionero en el uso de instrumentos para la mitigación de gases de efecto invernadero.
La Reforma Tributaria, aprobada en 2014, estableció el primer impuesto sobre emisiones de contaminantes globales (CO2) y otras locales.
Debemos recordar que nuestro planeta sustenta la vida gracias a la radiación solar y su interacción con los "gases de invernadero" (CO2 y metano), mientras la energía del Sol nos llega en forma de ondas, que van desde las infrarrojas (IR) hasta las ultravioleta (rayos UV).
De manera constante, la Tierra devuelve esta energía al espacio en forma de radiación de onda larga o IR.
Los gases de efecto invernadero atrapan parte de esa radiación (sólo la infrarroja, dejando pasar el resto del espectro electromagnético) y demoran su salida hacia el exterior, lo que aporta alrededor de 30 grados Celsius a la temperatura promedio del planeta y lo hace un lugar adecuado para vivir.
Precisamente, ese equilibrio se está viendo amenazado por un cambio significativo y duradero de los patrones locales o globales del clima, lo que se conoce como Cambio Climático.
La contribución chilena incluye la reducción cuantificada del indicador de intensidad de emisiones de gases de efecto Invernadero para el a?o 2030 en los sectores de energía (generación y líneas de electricidad; transporte, industria, minería, vivienda, entre otros).
También incorpora los procesos industriales y utilización de disolventes, así como la agricultura (uso de la tierra y silvicultura) y los residuos.
Chile se ha comprometido reducir en el 2030 sus emisiones de CO2 por unidad de su Producto Interno Bruto (PIB) en un 30 por ciento con respecto al nivel registrado en el a?o 2007.
Además, condicionado a la ayuda internacional, adoptó el compromiso de aumentar su reducción de emisiones de CO2 por unidad del PIB hasta disminuirlas del 35 al 45 por ciento respecto al nivel del 2007.
Otro compromiso es la recuperación de 100 mil (100,000) hectáreas de bosque, principalmente nativo, que representaría capturas y reducción de gases de efecto invernadero en unas 600 mil toneladas (600,000) de CO2 anuales, a partir del 2030.
Por último, se compromete para ese a?o a forestar 100 mil hectáreas, en su mayoría con especies nativas, estimando que se capturen entre 900 mil (900,000) y 1 millón 200 mil (1,200,000) toneladas de CO2.
En su programa de protección ambiental, se contempla igualmente el manejo sustentable y recuperación de bosques degradados, así como la silvicultura preventiva contra incendios forestales y medidas para el uso sustentable de la biomasa, en particular la le?a.
Los incendios forestales y la cosecha ilegal de le?a son los principales precursores de la degradación forestal en el país.
Finalmente, el gobierno considera que los esfuerzos que lleve a cabo para abatir el carbono negro en algunas zonas del país constituyen "un aporte a la sustentabilidad del desarrollo de Chile y está disponible para recibir la cooperación y financiamiento internacional para tales iniciativas".