Pekín, 17/04/2015(El Pueblo en Línea)-El fabricante chino de drones SZ DJI Technology Co. se está haciendo un hueco en el mercado de uso comercial de Estados Unidos. En la actualidad, es una de las empresas que ofrecen drones más baratos, ligeros y para más usos, que van desde el rodaje de películas hasta la inspección de lugares de difícil acceso.
61 de las 129 empresas que han recibido el permiso establecido por la ley para usar aviones no tripulados utilizar drones han optado por la tecnología de DJI, es decir, un 47% de los usuarios, muy por delante de su competidor más importante.
Cerca de 400 empresas, más de la mitad de las 695 empresas, se encuentran aún a la espera de un permiso, pero ya han solicitado el uso de drones DJI.
DJI, con sede en Shenzhen, cuyo producto estrella es el Phantom 2Vision +dron cuesta alrededor de los 1.200 dólares en Estados Unidos. Se estima que este producto ya posee alrededor del 70% del mercado de uso comercial en todo el mundo y una proporción aún mayor en el mercado de consumo propio.
Expertos de la industria opinan que los drones básicos como los fabricados por DJI lideren el mercado de uso comercial de Estados Unidos en el futuro, para satisfacer la demanda de negocios que los usan para fotografiar aéreas, en inspecciones, promociones inmobiliarias y producción de vídeos.
El mercado de drones más sofisticados lo tiene más difícil debido a las leyes de la FAA, que restringen los vuelos de aviones comerciales a las operaciones de corto recorrido y a altitudes de 500 pies (152 metros) o inferior. Dichas normativas están complicando los esfuerzos de gigantes del comercio electrónico como Amazon.com y Google Inc. para desarrollar drones de alta tecnología capaces de entregar paquetes para servicios de logística a largas distancias.
"Esas limitaciones dejan fuera de juego a los drones más grandes, que no son rentables por este tipo de restricciones", dijo Philip Finnegan, director del centro de análisis empresarial Grupo Teal.
Facilidad de uso
La aparición de una compa?ía china de tecnología como protagonista principal de esta industria en EE.UU aún no ha creado inquietudes en el Congreso de ese país. Otras empresas de tecnología china, entre ellas Huawei, han sido acusadas por los legisladores estadounidenses de plantear riesgos para la seguridad nacional, creando un grave obstáculo para que estas compa?ías crezcan en EE.UU.
Entre las empresas que forman parte de la clientela comercial de DJI en Estados Unidos están American International Group Inc, Commonwealth Edison Co y firmas menos conocidas de bienes raíces, seguros, energía, agricultura, cine y televisión.
Debido a las preocupaciones en el ámbito de la seguridad, las empresas estadounidenses tienen prohibidas usar drones a menos que obtengan un permiso de la FAA. El órgano regulador de la aviación en Estados Unidos propuso reglas en febrero para eliminar esta prohibición, pero habrá que esperar hasta finales de 2016 o principios de 2017 para que se hagan efectivas.
Desde que la FAA comenzara a conceder permisos en septiembre del a?o pasado, las ganancias de los competidores de DJI han sido limitadas, ya que los productos de otras empresas son a menudo mucho más caros. El competidor más importante de DJI en el mercado de uso comercial de Estados Unidos la empresa suiza de drones senseFly, propiedad Parrot, con sede en París.
Un dron de cartografía e inspección EBee de Sensefly tiene un precio de unos 25.000 dólares. Sistemas más complejos fabricados por empresas europeas y estadounidenses pueden costar más de 100.000 dólares.
DJI se ha ganado su liderazgo en el mercado estadounidense sin personal de ventas.. Tanto aficionados como clientes para uso comercial pueden comprar drones por internet y directamente desde en la web de DJI, por lo que se reduce el coste enormemente.
Algunos legisladores, entre ellos el senador Charles Schumer de Nueva York, han pedido a la FAA que eliminen las restricciones vuelo de los drones para que las empresas los puedan utilizar en muchas más funciones que beneficien sus operaciones. Los legisladores también han argumentado que las restricciones en las pruebas al aire libre de los drones han puesto a las empresas estadounidenses en desventaja frente a sus rivales extranjeras, que operan en entornos menos restrictivos.