Cuando Winchester escribió el libro, utilizó a Chongqing como base de trabajo y viajó a los lugares que Needham había visitado en la década de 1940, incluyendo Dunhuang en Gansu y Xiamen en Fujian.
Algunos académicos sostienen que muchos escritores chinos conocidos en Occidente ahora viven fuera de China y además, sus obras de consulta están publicadas hace mucho tiempo ya. Esta desactualización dificulta la comprensión occidental sobre la China actual. Pero Winchester también cree que sobre China pesa una visión demasiado académica.
"Soy un gran entusiasta del método de viajar para conocer, interactuar para saber y experimentar directamente para comprender las particularidades de la sociedad. Una experiencia demasiado académica, de torre de marfil, te aleja de las calles y las aldeas donde se produce la realidad china".
Ha transcurrido poco más de 30 a?os desde su primera visita como periodista, cuando Geoffrey Howe viajó a China para tomar parte en conversaciones preliminares sobre el futuro de Hong Kong.
"Me sorprendió entonces la tranquilidad de la polvorienta ciudad que llamamos Pekín," recuerda Winchester. "De las decenas de miles de ciclistas, todos pedaleando como uno solo, a lo largo de las grandes calles de la capital. La naturaleza de la ciudad: el cielo gris y la ropa azul monocromo de la gente".
Dos amigas que trabajaban en Beijing como traductoras e intérpretes, Xianyi Yang y Gladys Yang, que después se convirtió en su esposa, le revelaron la vida en los hutones y algunos de los placeres ocultos de la capital.
Muy rápido sucumbió al hechizo de China, una pasión que perdura hasta la fecha, confiesa.