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Los aranceles son una amenaza para el futuro asiático de las energías limpias

Pueblo en Línea  2018:12:14.13:51

Por Venkatachalam Anbumozhi

Katowice, Polonia, 14/12/2018(El Pueblo en Línea) - Delegados de todo el mundo se reunieron en Katowice, Polonia, para debatir cómo frenar las emisiones de gases de efecto invernadero a fin de concretar los objetivos consagrados en el Acuerdo de París del 2015.

Sin embargo, la economía más grande del mundo, Estados Unidos, no cree que existe el cambio climático ni tampoco en el informe de octubre, emitido por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas. El documento afirma que, a menos que se reduzcan drásticamente las emisiones de dióxido de carbono, para el 2040 la economía mundial sufrirá graves da?os que podrían ascender a más de 54 billones de dólares estadounidenses. Es por ello por lo que todos los países, ciudades, empresas e individuos tienen que cambiar sus formas de conducta.

En cuanto a China y a la India, pese a la retirada de los Estados Unidos del Acuerdo de París, en algunas cuestiones fundamentales como la financiación y el establecimiento de objetivos de emisión seguirán en desacuerdo con los países desarrollados.

En 2015, los países ricos se comprometieron en aportar 100 mil millones de dólares estadounidenses hasta el a?o 2020 para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse y combatir el cambio climático.

Por su parte, China se está volviendo más “verde” que otros países en desarrollo, e incluso que algunos países desarrollados: posee la mitad de los vehículos eléctricos del mundo. Asimismo, una cuarta parte de su electricidad proviene de fuentes de energía limpias como la solar y la eólica. Además, sus económicos paneles de silicio han bajado los precios de la energía solar en todo el mundo. Y ahora los fabricantes chinos están empezando a exportar baterías para vehículos eléctricos a Estados Unidos, Europa y Asia.

Sería una buena noticia si las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China terminaran en acuerdos positivos. Hasta el anunció, a comienzos de este mes, de una tregua entre China y Estados Unidos, la Casa Blanca parecía empe?ada en imponer aranceles adicionales a las importaciones chinas , privando al mundo de las ventajas derivadas del acuerdo climático mundial. Por su parte, China ha prometido aumentar las importaciones de los Estados Unidos. Y aunque el volumen aún no se ha determinado, será sustancial. En este sentido, se reducirá el déficit comercial entre ambos países.

Pero la Casa Blanca parece interesada en implementar otros juegos, levantando las restricciones a la perforación mar afuera y aceptando el uso de carbón. Sus políticas energéticas "pro-crecimiento" han encantado a la industria estadounidense. De hecho, los analistas pronostican que el próximo a?o la producción petrolera estadounidense superará el desempe?o de Arabia Saudita. Ya el a?o pasado, la producción del gas natural estadounidense superó a los rusos en un 19,4 por ciento.

Después de haber roto con del Acuerdo de París y como casi cualquier otro país industrializadolos, Estados Unidos tienen ahora un fácil acceso a energía de alto carbono y de bajo costo. Como resultado, la producción, las exportaciones y el empleo dentro de este sector creció este a?o después de un largo tiempo en declive. Esta es una gran noticia para las empresas nacionales, que dependen de la energía intensiva para impulsar el sector del aluminio y el acero.

Sin embargo, a pesar del bajo costo del gas natural nacional, desde el 2015 la producción primaria estadounidense de aluminio ha disminuido su producción en más de la mitad, ya que hoy China representa más de la mitad de la producción de aluminio primario del planeta, creciendo casi cinco veces desde el 11 por ciento verificado por el gigante asiático en el a?o 2000.

En Europa, donde las políticas pro-clima han encarecido los costos energéticos, los precios del gas natural y de la electricidad son aproximadamente el doble que lo que se paga en Estados Unidos. Y si bien la producción de acero de la Unión Europea ha decaído un 23 por ciento desde el 2007, China ha aumentado su fabricación de acero por un monto mayor que la salida total combinada de la Unión Europea y los Estados Unidos. También es cierto que la tarifa del 25 por ciento que Estados Unidos ha amenazado con imponer al acero importado tendría un gran impacto para China, aunque será aún más destructivo para la Unión Europea y enfrentará a Estados Unidos contra sus aliados europeos. Dentro de este posible escenario, a Bruselas se le dificultará actuar y presionar a Beijing para que reduzca su producción de acero.

Hasta hace poco, la Unión Europea y los Estados Unidos tenían un interés común en abordar las emisiones de carbono y el problema de la sobreproducción de China. Sin embargo, hoy el tema crucial son los aranceles estadounidenses, no la sobreproducción china ni el cambio de matriz energética para transitar hacia el uso de energías limpias, aunque el nuevo liderazgo energético de Estados Unidos podría contrarrestar la "fortaleza petrolera", blandida por la Organización de los Países Exportadores del Petróleo en los países emergentes de Asia.

Sin embargo, si la Casa Blanca insiste en iniciar una guerra comercial a fondo, pondrá en jaque a los fabricantes estadounidenses que sean energéticamente menos eficientes y competitivos, empujándolos a la periferia del panorama internacional y de los sistemas de comercio. En tal caso, el mundo buscará a China para liderar la lucha contra el cambio climático, reducir las emisiones y construir economías con bajas emisiones de carbono.

Por lo tanto, los Estados Unidos deberían darse cuenta de que una guerra comercial hasta las últimas consecuencias y un desacuerdo en la Conferencia de Katowice perjudicarían a todos los países, pero el golpe más duro se lo llevaría su propia nación.

Esperemos que Washington lo piense dos veces en Katowice y anule su retiro del Acuerdo de París, regresando al camino correcto dentro de la lucha mundial contra el cambio climático.

El autor es uno de los principales economistas del Instituto de Investigación Económica para ASEAN y Asia Este. 

(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)

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