Por Qin Shuo
Beijing, 26/10/2018 (El Pueblo en Línea) - Las fricciones comerciales entre China y Estados Unidos han durado meses. Influidas por la política unilateral y proteccionista de los Estados Unidos, las relaciones entre ambos países podrían entrar en una nueva era de coexistencia, cooperación y competencia, dentro de un continuo resurgir de nuevos problemas y contradicciones.
Aquellos con visión a largo plazo, han se?alado que – a diferencia de los Estados Unidos que actúan voluntariamente- China siente vergüenza de tomar represalias. En cambio, en aras de superar las dificultades actuales, China se concentra en sacar el máximo provecho de su propio rendimiento.
De acuerdo con los resultados de la encuesta sobre el clima de negocios, realizada este a?o por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, el 73 por ciento de las empresas estadounidenses encuestadas reportó beneficios en el 2017, mientras que el 74 por ciento tiene previsto aumentar la inversión en territorio chino. Casi todas las empresas encuestadas consideran que China ha mantenido la constancia, mejorado la protección de la propiedad intelectual y perfeccionado la supervisión.
Además, un 62 por ciento de las empresas estadounidenses consideran que la formulación de políticas y la forma de comunicarlas son cada vez más transparentes. Sin un ambiente estable para los negocios, estas empresas de EE.UU. no habrían invertido proactivamente en China ni obtenido suculentas ganancias.
La fuerza fundamental para el desarrollo económico de China es el empe?o de todos los ciudadanos. En los últimos 40 a?os, el número de entidades mercantiles ha crecido en China desde 490.000 a más de 100 millones. Y se establecen a diario 18.100 nuevas empresas.
Este logro, que se ha ganado con sudor y sacrificio, es el resultado más grande de la economía de mercado y la estadística que implica el mayor número de participantes en la historia de la humanidad. El entusiasmo, la iniciativa y la creatividad del pueblo chino se proyectan a través del proceso de reforma y apertura y la economía de mercado.
El desarrollo económico de China es la epopeya del emprendimiento de centenares de millones de trabajadores chinos, no un retorcimiento de las teorías económicas globales. Al contrario, su éxito demuestra al mundo la importancia de respetar el principio de la economía de mercado y la ley del valor.
Gracias al proceso de reforma y apertura, China se ha convertido en el gran fabricante mundial, industrializador, urbanizador y globalizador del mercado. La especialización laboral, a gran escala, de buen nivel profesional y apoyada por el enorme mercado, funciona como base para la poderosa capacidad de fabricación de la China actual.
La división madura del trabajo y un sistema favorable a su desarrollo, permite que las empresas chinas fabriquen -con buena calidad y de una manera rentable- la mayor parte de los productos que se consumen en el mundo.
Impulsado por la búsqueda de la eficiencia económica, el ecosistema manufacturero de China también alienta la innovación. De acuerdo al informe 2015 de la consultora McKinsey, China tenía el ecosistema de fabricación más extenso del mundo, quintuplicando las dimensiones del ecosistema japonés. Asimismo, el gigante asiático contaba con 150 millones de trabajadores manufactureros y una infraestructura moderna.
Las ventajas de la cadena de este ecosistema a gran escala, ofreció a los fabricantes de hardware chinos una ventaja de costo de alrededor del 15 al 20 por ciento sobre la competencia extranjera, indica McKinsey. Gracias a las ventajas de mercado y de fabricación que posee, el sector de aplicaciones móviles de China se logró posicionar entre los primeros del mundo.
El poder competitivo de China y su exhaustiva organización, que actúa bajo una compleja y rica división de habilidades laborales y de mano de obra, no podrá será reemplazado ni eliminado.
En agosto, la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos celebró una audiencia de seis días para decidir si desde la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos se debían imponer aranceles adicionales por valor de 200 mil millones de dólares a los productos chinos.
En la primera reunión, la propuesta fue respaldada por apenas 3 representantes de 61 fabricantes de equipajes, ropa, alimentos procesados, semiconductores, bicicletas y la industria química.
Un fabricante de bicicletas se?aló que Estados Unidos compró 18 millones de bicicletas extranjeras. Del total, 94 por ciento llegaron desde China. Y de las 300 millones de piezas y partes, el 60 por ciento también fue chino. Debido a que es prácticamente imposible encontrar homólogos que compitan con los proveedores chinos, dichos aranceles adicionales presionarían a los fabricantes y consumidores estadounidenses.
China se ha beneficiado mucho de su proceso de apertura y reforma. La enorme afluencia de capital extranjero ha creado un provechoso “efecto desbordamiento” en tecnología, gestión, cultivo de talentos y en la cadena de suministro, lo cual permite al país aprender rápido, digerir y luego mejorar e innovar de acuerdo con sus propias características.
Las empresas chinas se han convertido en la mayor fuerza de innovación tecnológica en la fabricación de frigoríficos, aire acondicionados y lavadoras, ya que la mayoría de los países desarrollados se han retirado del proceso de fabricación y se concentran principalmente en la construcción de sus marcas.
Además, una gran variedad de usos móviles de gran alcance, como Alipay y WeChat, se han creado para funcionar según las particularidades chinas.
Hoy en día, muchas economías del mercado emergentes "imitan" los productos chinos. Por ejemplo, se afirma que Tokopedia es la versión indonesa de Taobao y que Snapdeal es la versión india de Alibaba.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)