La industria azucarera cubana se encuentra en una etapa de revitalización, en la cual diversificar la producción es uno de sus propósitos principales con vistas a potenciar un sector que hace unas tres décadas fue la locomotora de la economía de la isla.
Cuba fue durante muchos a?os el principal exportador de azúcar y llegó a contar con alrededor de 160 ingenios que en las décadas del 70 y el 80 del siglo pasado produjeron, de forma estable, un promedio de 7 millones de toneladas de azúcar, cuyo destino fundamental era la Unión Soviética (URSS) y otros países del campo socialista europeo.
A inicios de los a?os 90 del pasado siglo, el entonces principal renglón productivo del país sufrió un severo golpe a raíz de una aguda crisis económica interna, que se denominó "período especial", como consecuencia de la desaparición en 1991 de la URSS, principal mercado y suministrador de tecnología e insumos.
Volver a fabricar o al menos acercarse a los 8,2 millones de toneladas de azúcar registrados en 1989 se convirtió en una quimera.
Ante la crítica situación, el gobierno decidió en 2002 reformar el sector con una serie de medidas incluidas en lo que se conoce aquí como "Tarea Alvaro Reynoso".
Como parte de ese programa se desactivaron 70 ingenios de los 155 existentes hasta entonces, algunos de ellos fueron desmontados, y cientos de miles de hectáreas dedicadas al cultivo de la ca?a de azúcar pasaron a producciones agrícolas, la ganadería o la reforestación.
La medida era necesaria ante los sostenidos bajos precios del dulce en el mercado mundial y la perspectiva de que no tuvieran un alza ni siquiera en lo inmediato, lo que hacía irrentable mantener en activo todas las fábricas de azúcar del país.
Los registros productivos continuaron en descenso y cayeron hasta 1,1 millones de toneladas en 2010, la peor producción en 105 a?os.
A partir de ese momento, la deprimida industria inició un proceso de modernización, como parte de las medidas económicas que impulsa desde 2008 el gobierno que preside Raúl Castro para "actualizar" el modelo socialista cubano.
En la campa?a azucarera cubana 2015-2016, la producción llegó a 1,2 millones de toneladas, y para la zafra que está a punto de concluir se pronosticó un incremento de 15 por ciento en relación con el plan de la cosecha precedente.
Con el aumento de la superficie de ca?averales y el consecuente incremento de la producción del dulce se potenció también la diversificación gradual de esta esfera con otras producciones como alcoholes y mieles, entre otros muchos renglones, mediante el aprovechamiento de la biomasa de ca?a.
La diversificación de la agroindustria azucarera cubana pasó a ser una tarea necesaria por constituir una materia prima renovable y posibilitar nuevos productos de alto valor agregado, además de las potencialidades de la gramínea para la generación de combustible y energía.
Entre esos productos figuran tableros de bagazo o madera artificial, levadura torula, sorbitol, glucosa, sirope rico en fructosa, levadura saccharomyces y miel urea.
En abril último, Cuba firmó con China la compra de tres bioeléctricas que se instalarán aleda?as a centrales azucareros para utilizar el bagazo de ca?a durante el tiempo activo de zafra y después aprovechará el marabú como combustible, como parte de la estrategia de cambiar la matriz energética y reducir la dependencia del petróleo para la generación de electricidad.
De todo esto y más se hablará durante el XIV Congreso Internacional sobre Azúcar y Derivados, Diversificación 2017, que se efectuará del 26 al 30 de junio próximo en La Habana.
En más de 200 trabajos procedentes de 20 países, los participantes podrán debatir acerca de avances en tecnología azucarera, eficiencia industrial, energía a partir de la biomasa, alcoholes y bebidas, alimento animal y agricultura ca?era, entre otras temáticas.
Funcionarios y especialistas cubanos sostienen que la industria azucarera actual solo es costeable si la fabricación de sacarosa va acompa?ada de generación de electricidad, alcohol y alimento animal.