por Xulio Ríos
MADRID, 10 jul (Xinhua) -- La disposición de cierto sentimiento antiestadounidense es una de las constantes de la sociedad espa?ola contemporánea. De hecho, ante la visita del presidente Obama ya se han anunciado varias convocatorias de manifestaciones de protesta que acompa?arán su recorrido por ciudades como Madrid o Cádiz.
Las razones de esa predisposición no solo guardan relación con episodios históricamente lejanos como la breve guerra bilateral de finales del siglo XIX que trajo consigo la pérdida de las últimas colonias del imperio (Cuba, Puerto Rico, Filipinas o Guam), sino, sobre todo, con el apoyo prestado por Estados Unidos a la dictadura del general Franco (1939-1975) durante la guerra fría.
Estados Unidos, siempre paladín de la democracia, obvió entonces los llamamientos del exilio republicano y prefirió dar su apoyo al fascismo que había combatido durante la II Guerra Mundial.
Ese sentimiento crítico con EEUU afloró con toda su crudeza durante la invasión de Irak a inicios de este siglo. El alineamiento de Espa?a con Estados Unidos provocó la ira de buena parte de la sociedad espa?ola, amante de la paz y la soberanía de los pueblos y recelosa de los argumentos exhibidos por la Casa Blanca para justificar la intervención militar.
El desplante del presidente socialista Rodríguez Zapatero a la bandera estadounidense en el desfile militar del Día de la Hispanidad de 2003 ejemplificó una postura que compartía la mayoría de la ciudadanía espa?ola, contraria a la intervención en Irak. Dicho gesto enturbió las relaciones bilaterales durante a?os. La visita de Obama aspira a cerrar ese capítulo.
Espa?a y Estados Unidos mantienen importantes relaciones en el orden económico y político, pero sobre todo en defensa. A pesar de los altibajos en la relación, la cooperación se ha mantenido durante décadas. Estados Unidos dispone de una base en Rota, Cádiz, que defiende todo el flanco sur de la OTAN.
Las Armadas de ambos países gozan de la interoperabilidad de sus navíos en virtud del uso común del sistema AEGIS, cuya venta solo es autorizada por EEUU a naciones muy específicas.
Y no olvidemos que desde Espa?a, hoy día, Washington coordina sus operativos hacia las regiones del norte y oeste de áfrica, contando con una fuerza de respuesta conjunta de crisis desde Morón de la Frontera. Una tercera base se halla en Torrejón.
El ensamblaje institucional hispano-estadounidense exhibe una sólida envergadura, pese a lo cual persiste en buena parte de la sociedad espa?ola una visión muy crítica de la política exterior estadounidense, en especial, respecto al uso de las bases situadas en Espa?a para intervenir en operaciones armadas en terceros países.
Si el objetivo de Obama en este viaje es subrayar la alianza bilateral en materia de seguridad y defensa, el capítulo que más interesa a Washington de la relación, no es probable que en paralelo consiga cambiar la percepción ciudadana respecto a la política exterior de su país que sigue exhibiendo el intervencionismo como una de sus se?as de identidad.
Espa?a atraviesa una seria crisis. A buena parte de la sociedad le gustaría que ese tema centrara la agenda bilateral, disponiendo medidas que ayudaran a mejorar la situación económica y social; no obstante, las preocupaciones cívicas figuran en segundo plano y una vez más Espa?a subordinará sus intereses inmediatos a las necesidades de defensa de EEUU y la OTAN.
Obama llegó anoche a la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, donde ha sido recibido por el rey Felipe VI, en su primera visita oficial a Espa?a, más corta de lo previsto inicialmente debido a la matanza de Dallas, y se reúne hoy con los líderes políticos.