BAILA, Y PARA QUE TODOS BAILEN
Y de inmediato, vino el punto de inflexión.
Por razones poco conocidas y muy probablemente ridículas, la gloria del grupo no duró; a?os de preparación resultaron en vano y Shi, junto con sus compa?eros, jóvenes con cabellos te?idos de colores brillantes, tuvieron que enfrentarse a una realidad de poca piedad:
?Qué vamos a hacer ahora?
A Shi se le aconsejaba buscar un empleo estable, ese tipo que requeriría nada más que levantarse todas las ma?anas para ir a la oficina, pasar ocho horas haciendo lo que se te dijera, antes de regresar a tu lugar residencial para comer, ver la televisión e irse a dormir para concluir el día. Luego pasando toda tu existencia del igual modo logrando dos promociones y punto final.
No. El se prometió a sí mismo. Mi vida la viviré persiguiendo lo que me haga sentir feliz: ?A bailar!
Con el apoyo de la familia, Shi decidió abrir su propio estudio de baile, para difundir el encanto de la danza, así como el placer y la legría que él siempre había sentido al bailar.
La idea era tan simple como “me gusta bailar, y quiero que a más gente le guste”.
Hasta hoy, el estudio de baile de Shi ha cumplido 14 a?os desde su fundación, ofreciendo toda clase de géneros que varían desde la danza Hip Hop, la danza del vientre, el jazz, los folkores, el ballet, los bailes de salón, hasta la salsa, con miles de miembros aficionados a la música, el ritmo y los movimientos corporales que nacen de éstos.
El confesó que no sabía cómo se definiese “el éxito” pero “me siento feliz viendo a quiénes hayan venido a nuestro centro se divierte bailando”, dijo Shi sonriendo.