Fuente:agencias
Nueva York,27/01/2016(El Pueblo en Línea)-La vida de esta espa?ola de 80 a?os original de Vigo, tan comprometida con la paz en el mundo como con la búsqueda de un reconocimiento oficial a su mala salud mental, de la que culpaba a la Administración, fue todo menos silenciosa. De ello daba fe ayer el Washington Post con un generoso espacio informativo para contar su suculenta historia. ?Heroína? para sus más cercanos y ?loca? para sus críticos, que también los tenía, fue una mujer de carácter.
Su llegada a Nueva York como emigrante en 1960 para trabajar como recepcionista en la oficina comercial del Consulado espa?ol, es el punto de partida del relato conocido de Conchita, que nunca habló de su vida en Espa?a. Su matrimonio con un italiano en 1969 y la hija que adoptaron ambos se acabarían convirtiendo en el principio de su derrota vital, que reconduciría pese a su condición de homeless (vagabunda) en Washington, diez a?os más tarde. Aunque nunca renunció a recuperar a su hija, sus carencias económicas le impidieron hacer frente a la supuesta conspiración con la que su marido, los médicos, los abogados y la Administración le despojaron de ella.
Desde entonces hasta hoy, ha combinado su deambular por los centros de acogida con más de 35 a?os de presencia ininterrumpida junto a la verja de la Casa Blanca, donde era una parte inseparable de la atracción turística que supone fotografiarse en el 1600 de Pennsylvania Avenue. Salvo en invierno, por el frío, acostumbraba a estar las 24 horas, siempre con algún cartel por la paz en la mano. ?Sólo lo dejo cuando voy al ba?o. Es mi vida? afirmaba.