Por Shih Chih-Yu
Pekín, 06/11/2015(El Pueblo en Línea)-Es rara la ocasión en la que Xi Jinping, Barack Obama y ??Ma Ying-jeou estén de acuerdo. Sin embargo, y por extra?o que parezca, este consenso está a punto de lograrse en la reunión de Singapur. El venidero encuentro entre Xi y Ma está destinado a frenar el creciente sentimiento independentista de Taiwán, algo que molesta a los tres líderes políticos, aunque por distintas razones.
Hay una impresión popular de que Xi está tratando de ayudar a Ma y al gobernante Kuomintang a reagruparse para batallar por las elecciones del 2016. Sin embargo, la mayoría considera que el Kuomintang está destinado a perder en las urnas. Con el débil liderazgo de Ma no se puede aventurar un resultado. Entonces, ?cómo puede Xi basar su valiente decisión de reunirse con Ma en incertidumbres electorales? Más bien, habría que considerar lo opuesto como lo más realista, es decir, que el "independentista" Tsai Ing-wen ganará por goleada. Por ello se necesita hacer frente a la determinación de Tsai de alejarse políticamente de China continental. Esto coincide con el deseo de Ma Ying-jeou de controlar el peligro potencial que provoca Tsai Ing-wen con sus drásticas demandas para legalizar la "independencia".
Ma desea la continuación de la situación actual, incluso si, como parece probable, Tsai llegará al poder en mayo próximo. Ma y Xi comparten el rechazo a un Taiwán "independiente". La desconfianza de Washington hacia cualquier “independencia” o realineación a través del Estrecho de Taiwán no debe ser sobrestimada. Esto nos lleva a la pregunta clave: ?por qué Washington parece más entusiasta de lo esperado debido a la reunión ente Xi y Ma?
Tres días antes del anuncio que hizo la oficina de Ma, Washington había ofrecido su aprobación. Los funcionarios estadounidenses retirados que trabajaban en temas relacionados con el Estrecho expresaron su agradable sorpresa. Medios de comunicación y analistas especulan un punto de giro de los Estados Unidos, que se alistan ahora para impulsar al Kuomintang contra el Partido Democrático Progresista de Tsai. Pero la razón real detrás del apoyo de Washington para celebrar la reunión coincide con la razón de Pekín: frenar la creciente atmósfera de "pro-independencia" que hay en Taiwán. Este es una evidencia que constata que es sabio desinflar las aspiraciones independentistas que soplan en Taiwán.
Washington se ha comprometido en la política de “ni más ni menos” con respecto a los derroteros de la unificación o de la independencia. Pero el sentimiento "independentista" va en aumento y es probable que gane las próximas elecciones. Washington tiene que rescatar la credibilidad del lado de Ma. Esto es muy importante para Washington porque una vez que el estado de ánimo "independentista" se ponga demasiado cuesta arriba, la situación podría llegar a un nivel que Pekín ya no podría tolerar. Esto significaría la participación de Washington en una confrontación innecesaria, y que además no ha elegido. En pocas palabras, la justificación de Washington para apoyar la reunión es conseguir estabilidad a la situación a través del Estrecho después que los partidarios de la "independencia" lleguen al poder.
A la luz de los hechos, se perciben las intenciones de Tsai de no apegarse al status quo, que siempre evita mencionar. Su intención de rechazar el principio de una sola China es más que evidente. Esto cambiaría los parámetros de la relación a través del Estrecho, que toma como premisa el Consenso de 1992, que específica -aunque indirectamente- se adhiere al principio de una sola China. Por lo tanto, el objetivo principal de la reunión entre Xi y Ma será reforzar este principio de una sola China. Asi el status quo queda transparente y obvio, incluso para Tsai, cuyo compromiso retórico ya no sería necesario.
Indirectamente, ante su esperada victoria, Washington está ayudando a Tsai en la estabilización de las relaciones con Pekín. Para Washington, la reunión comprueba la independencia de Taiwán, no sólo en un sentido instrumental. Le sirve para adelantarse a Pekín de forzar a Tsai en la esquina, cosa que implicaría a Washington.
El autor es profesor de ciencias políticas en la Universidad Nacional de Taiwán.