BEIJING, 14 jul (Xinhua) -- Todos aquellos que, durante los últimos más de 20 meses, han aguardado ansiosos un acuerdo integral con Irán sobre su programa nuclear pudieron el martes respirar con alivio al confirmar los negociadores, tras conversaciones maratonianas, un pacto que representa, ante todo, un enorme triunfo de la diplomacia.
El pacto, que impondrá límites sobre el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones económicas, da cuerpo al acuerdo marco alcanzado a principios de abril entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania (P5+1).
El acuerdo integral, resultado de la fuerte voluntad política y los esfuerzos persistentes de todas las partes implicadas, supone un enorme impuso para la moral de aquellos que creen en las soluciones diplomáticas.
Además, el documento traza el camino para resolver una cuestión crítica en Oriente Medio y contribuye, de forma muy importante, al sistema internacional de no proliferación nuclear.
Como muchos saben, el camino que ha llevado hasta este documento de relevancia histórica no ha estado exento de escollos y ha avanzado sólo cuando las partes han mostrado voluntad de amoldarse a las preocupaciones del otro en vez de empecinarse en perseguir sus propios intereses.
Durante las conversaciones, los delegados chinos han instado una y otra vez a todos los involucrados a empe?ar más voluntad política en la búsqueda de un paquete de soluciones que tuviese en cuenta las inquietudes de todos.
Como parte del mecanismo P5+1, China ha participado activamente en el prolongado y agotador proceso de negociación y ha realizado sus contribuciones presentando propuestas constructivas en muchos momentos cruciales.
Después de a?os de frustración, el acuerdo anunciado este martes, histórico y trascendental, bien merece una celebración. Sin embargo, no hay lugar para la complacencia, ya que la implementación del pacto no será en absoluto fácil.
Por ejemplo, debido al hecho de que las recién concluidas conversaciones han incumplido la fecha límite del 7 de julio, el Congreso estadounidense dispone ahora de 60 días en lugar de 30 para evaluar el acuerdo, puesto que los legisladores tendrán un receso por las vacaciones de verano en agosto.
El periodo de revisión más prolongado le complica a la administración Obama vender el acuerdo ante un Congreso escéptico, que denuncia que el gobierno ha concedido demasiado en las conversaciones.
Sin el visto bueno del Congreso, Washington no podrá relajar las sanciones sobre Irán para, de este modo, iniciar la implementación del pacto.
Hay que recordar a los miembros del Congreso estadounidense que, sin obstaculizar la implementación del acuerdo, estarán contribuyendo a una imagen positiva de Estados Unidos como un socio merecedor de confianza en los asuntos globales, mientras que cualquier vuelta atrás sobre lo pactado este martes podría sembrar la semilla de mayores problemas en el futuro.