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No culpen a los consumidores por las prácticas comerciales ilegales

Pueblo en Línea  2016:04:26.15:17

Por Tang Yinghong

No culpen a los consumidores por las prácticas comerciales ilegales

Celebración en honor al centenario del premio Pulitzer, Washington DC, EE.UU. 28 de enero de 2016. [Foto: Agencias]

Washington DC,26/04/2016(El Pueblo en Línea)- ?Es posible que una persona sienta vergüenza por comer pescado o vestir pantalones vaqueros?

Tal cuestionamiento no habría surgido si el Premio Pulitzer de este a?o no se le habría adjudicado a la Associated Press por su investigación sobre "los graves abusos laborales vinculados a la oferta de productos del mar en los supermercados y restaurantes estadounidenses", que ayudó a redimir a más de 2.000 trabajadores del sector que sufrían condiciones de neoesclavitud.

El reportaje fue traducido al chino, y publicado en las redes sociales bajo el sugestivo título: "Cada trozo de pescado en tu plato podría estar contaminado con las lágrimas y la sangre de otros seres humanos". Como era de esperar, la noticia se extendió rápidamente a través de WeChat y otras plataformas chinas.

Al mismo tiempo, un documental alemán titulado “El precio de los pantalones vaqueros”, también fue traducido al chino como: "Cada pantalón vaquero azul que compras, arruina nuestro futuro común".

Mientras que los dos reportajes ayudaron a los lectores a comprender los oscuros manejos de las cadenas industriales del mariscos y el “blue jeans”, algunos abandonaron el consumo de pescados y mariscos provenientes de Tailandia o dejaron de comprar pantalones vaqueros azules, porque sentían que al consumir este tipo de productos estaban promoviendo la neoesclavitud o arruinando el futuro de la humanidad.

Los investigadores y periodistas de algunos países desarrollados han sabido desenterrar la verdad oculta que existe detrás de la “mafiosa” producción de algunos productos básicos, con el fin de frenar su consumo y detener el comercio ilegal, el sometimiento laboral o los da?os al medio ambiente. Un ejemplo: la compra de pieles, que se ha logrado asociar a la carnicería masiva de animales salvajes.

Tales descubrimientos avergüenzan a los consumidores, ya que sienten que han afectado la vida de seres inocentes. Y en la mayoría de los casos, su reacción es intentar corregir sus errores pasados.

Pero sólo se han ocupado de estos temas honestos investigadores y periodistas, también algunas organizaciones no gubernamentales y empresas utilizan esta vía para orientar sus intereses comerciales.

?Puede un consumidor ser acusado de mala conducta sólo porque la mercancía que compra se ha producido a través de mecanismos inmorales o ilegales?

Mientras un consumidor compra y utiliza productos de forma racional, no puede ser criticado por sus adquisiones. En la sociedad globalizada, el trabajo es altamente especializado y la producción de la mayoría de los productos básicos puede involucrar a varios grupos de personas, incluso a varias naciones muy distintas. Un consumidor sólo puede ser responsable de la función específica que él asume. No puede ser considerado responsable ni esperar que intervenga en la cadena industrial.

La responsabilidad moral del consumidor es pagar un precio justo por un producto y adquirirlo legalmente. Para exponer las actividades inmorales e ilegales que determinan el proceso de producción, existen las agencias profesionales de supervisión y los agentes gubernamentales del orden.

Por supuesto, antes de que se alcance un consenso social sobre si ciertos actos son ilegales o inmorales, los medios de comunicación tienen la libertad de especular sobre lo que consideran inmoral o ilegal. Entonces, ?los consumidores deben sentir pena o vergüenza ajena, por la compra de determinados productos?

Asumiendo como universales los aspectos inmorales del proceso de producción de ciertos productos, los medios de comunicación corren el riesgo de caer en su propia trampa moral. Por ejemplo, los pantalones vaqueros azules pueden contaminar el medio ambiente o perjudicar la salud de los empleados de la fábrica, pero eso es principalmente debido a que los gobiernos locales y las empresas poderosas descuidan su responsabilidad de hacer cumplir la ley o de revisar a fondo la información. También, las empresas minoristas al comprar a precios extremadamente bajos, saben que el dinero que pagan no es suficiente para cubrir los costos medio ambientales o de salud, en el caso de los trabajadores que producen esos bienes materiales. En este sentido, los responsables son los gobiernos y las empresas que actúan de manera impropia, no los consumidores.

Más importante aún: el reportaje ganador del premio Pulitzer no culpa a los consumidores. Los periodistas sólo exigen que los gobiernos de Tailandia e Indonesia cumplan con las leyes vigentes y protegan a sus cuidadanos, para que no sean obligados a trabajar en condiciones de neoesclavitud.

El reportaje ganador del Pulitzer comparte información con los consumidores, mediante la exposición de la verdad objetiva, pero no tratar de inculcar en ellos un amargo sentido de culpa

 

El autor es profesor de psicología en la Universidad Normal de Leshan. 

(Editor:Elena G.,Rocío Huang)

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